Los escándalos de los preacuerdos en la República Dominicana han alcanzado un nuevo nivel y, por lo visto, las organizaciones de Grandes Ligas están cansadas de ser víctimas de fraudes millonarios en la firma de prospectos para jugar béisbol organizado.

Se habla de más de 70 peloteros que en los últimos años han logrado contratos y cuyos pactos fueron validados por la oficina de investigación de la MLB, pero que ahora aparecen con hasta cuatro años más  de lo que sus documentos falsos presentaban.

Los entrenadores independientes reclaman que individuos con poco tiempo en el negocio del béisbol son los responsables de estas situaciones y que han involucrado personal del registro civil dominicano, así como también a los investigadores para lograr aprobar los acuerdos.

Un entrenador le dijo a Diario Libre que invirtió más de US$200 mil en la preparación de un jugador, cuya identidad fue aprobada en el proceso de investigación y que el pasado 15 de enero no pudo completar el preacuerdo establecido que le pagaría un bono de nueve cifras.

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Otro afectado comenta que, en los últimos años,  individuos con fondos cuya procedencia es desconocida, se han integrado al negocio de béisbol dominicano incurriendo en prácticas que incluyen préstamos de usura para las familias de los prospectos “apalabreados”, acuerdos que terminan en comerse el bono completo del jugador cuando recibe su primer ingreso llegando incluso a comprometer ingresos futuros en caso de llegar a Grandes Ligas.

Todo esto está muy mal y deja muy mal parado el sistema en sentido general. La cultura de la trampa sigue prevaleciendo en nuestro país y empaña lo mucho que se ha logrado en términos de garantías jurídicas para operar en el país y revive un muerto que pensábamos había quedado en el olvido hace casi una década y media.

Hace mucho que hemos denunciado la necesidad de que las autoridades dominicanas pongan más atención a lo que sucede en el béisbol amateur dominicano y en los procesos de contratación de peloteros menores de edad para el profesionalismo.

Hace mucho que sentimos que el llamado se ha hecho al vacío porque los mismos problemas se mantienen vigentes.

¿Cuándo será que alguien abrirá los ojos y dirá que ya está bueno de que el béisbol se maneje como si se tratara del Salvaje Oeste y se le ponga atención a lo que está pasando?