Ayer se celebró el sorteo de novatos de Lidom, un evento que generalmente representa el comienzo de la época de béisbol invernal en la República Dominicana y así ha sido desde el 2001, cuando se dio el primer draft y Albert Pujols fue la primera selección de los Gigantes del Cibao de ese año.

Veintitrés años más tarde, ayer se celebró una nueva repartición de talento, pero con menos furor del que hemos visto desde que cambió la forma de adjudicarse peloteros.

Las razones pueden ser varias y una de ellas, podría mencionarse, es lo mucho que tardó el organismo en presentar su calendario para la temporada 2024-25.

La liga ha crecido, y mucho, impulsada en gran parte por las decisiones e innovaciones introducidas por el presidente Vitelio Mejía y su equipo de operaciones, además de las iniciativas de los equipos de manera individual.

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Aunque algunos no lo sepan, el principal negocio de Lidom (aun si no es el que más produce) es el de las transmisiones vía streaming a través de las plataformas de MLB.com

La ventana de internacionalización de Lidom está abierta de par en par y el mercado estadounidense ha demostrado que quiere consumir lo que la pelota dominicana ofrece.

Sin embargo, a lo interno de la liga aun no tienen claro lo que quieren hacer, ni siquiera cómo hacerlo juntos.

Pese al acuerdo con MLB, al menos dos conjuntos de Lidom violan el pacto y le regalan su contenido a la plataforma de Youtube, la misma que paga millones de dólares a la NFL, a MLB y a la NBA para llevar uno o dos juegos semanales de sus ligas.

Luego nos topamos con otro negocio de internacionalización de Lidom, que equipos de manera individual boicotean.

La empresa Latin Events tiene meses rogándole a Licey y Águilas para completar la edición del 2024 de Titanes del Caribe, que le pagaría US$2.3 millones a los equipos, por un fin de semana de exhibición en Nueva York, montos que no paga ni siquiera el principal patrocinador del torneo por una temporada completa.

El ego ha pesado más que el bienestar del negocio y nadie parece querer poner el orden en el seno de la institución fundada en 1955, que necesita de más trabajo en conjunto para poder crecer a los niveles que el béisbol necesita.