Por Dave Graham La captura de un jefe de un cártel de la droga que había puesto en vergüenza al gobierno de México otorgó al presidente Andrés Manuel López Obrador una rara victoria en la lucha contra el crimen mientras se prepara para organizar una importante cumbre de América del Norte y se alista para asegurar su sucesión. El arresto de Ovidio Guzmán, hijo del capo encarcelado Joaquín «El Chapo» Guzmán, fue un oportuno cambio de suerte para López Obrador. En 2019, el mandatario ordenó su liberación para evitar un derramamiento de sangre después de que fuera detenido en el estado Sinaloa, lo que provocó un violento enfrentamiento con sicarios.

Buena voluntad

Su liberación enfureció a las Fuerzas Armadas y causó consternación dentro del Gobierno y de Estados Unidos, de acuerdo con funcionarios, alimentando las críticas a la estrategia de López Obrador de evitar enfrentamientos directos con grupos criminales. Pero la recaptura de Guzmán, quien es culpado de ayudar a impulsar un aumento en las muertes por opioides en Estados Unidos justo cuando el presidente Joe Biden y el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, están por viajar a México para la cumbre difícilmente podría haber ocurrido en un mejor momento, afirmaron analistas y funcionarios. «Es una ventaja para él a nivel nacional y una ventaja para él con los estadounidenses», dijo Jorge Castañeda, excanciller mexicano y destacado crítico del presidente. Sin embargo, es poco probable que el arresto, uno de los pocos despojos importantes que ha reclamado López Obrador, anuncie un cambio radical en la batalla contra el crimen organizado a menos que su administración sea más agresiva en la persecución de los miembros de la delincuencia, según analistas. El gobernante asumió el cargo en 2018 y prometió controlar la violencia de las bandas criminales. En cambio, el número de homicidios aumentó bajo su mandato y ahora está a punto de superar el total registrado en todo el sexenio anterior. Y si bien López Obrador goza de gran popularidad, su historial en la lucha contra el crimen siempre ha sido visto de manera crítica por los votantes. En una encuesta del periódico El Financiero publicada esta semana, la seguridad volvió a emerger como su mayor debilidad, con un 52% de los participantes que dijo que el Gobierno estaba haciendo un mal trabajo, en comparación con poco más de un tercio que argumentó lo contrario. El índice de aprobación general del presidente se ha mantenido cerca del 60% durante meses, y espera prestar su popularidad para ayudar al candidato de su partido, que se elegirá este año, a asegurar la victoria en las elecciones presidenciales de 2024. Los presidentes mexicanos solo pueden servir un solo mandato. La actitud de López Obrador hacia el Cártel de Sinaloa ha despertado recelos, particularmente cuando decidió saludar a la madre de «El Chapo» en un viaje a Sinaloa en 2020. Raúl Benítez, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que la detención de Ovidio debería ayudar a calmar la frustración que sintieron los militares por tener que liberarlo durante el fallido intento de captura en 2019. Las fuerzas de seguridad mexicanas nunca fueron persuadidas por la estrategia de López Obrador de «abrazos y no balazos» para combatir el crimen y la operación exitosa contra Guzmán mostró que un enfoque más sólido era lo que producía resultados, agregó. Ahora, México necesita perseguir al principal rival del Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, o tomarían el relevo en el lucrativo mercado del opioide sintético fentanilo, dijo Benítez. John Feeley, exjefe de misión adjunto de la embajada de Estados Unidos en México, dijo que a menos que las autoridades tuvieran una estrategia integral para desmantelar los cárteles y sus negocios de fachada, se lograría poco progreso contra los traficantes de fentanilo. «Cualquier tipo grande que derribes siempre es bienvenido», sostuvo. «(Pero) hasta que no haya un desmantelamiento coordinado de los asociados de primer, segundo y tercer nivel, así como de (…) ciudadanos ‘legítimos’ que colaboran en el lavado de dinero, todo lo que se está haciendo en realidad es montar un espectáculo para un dignatario visitante», aseguró. Feeley se mostró escéptico de que podría venir suficiente presión de Washington tras la captura de Guzmán, argumentando que los gobiernos de Estados Unidos tienden a subordinar todos los demás intereses a asegurar la frontera entre Estados Unidos y México contra la inmigración ilegal. Sin embargo, hubo signos de buena voluntad mutua después de la captura. El gobierno de México dijo el jueves por la noche que Biden había decidido aterrizar para la cumbre en un polémico nuevo aeropuerto, que ha sido uno de los proyectos emblemáticos de López Obrador, al norte de la Ciudad de México que hasta ahora ha tenido problemas para asegurar el tráfico aéreo. Hasta antes, los funcionarios mexicanos se habían mostrado escépticos en privado de que Biden aceptaría aterrizar allí. (Reporte de Dave Graham; Traducido por Noé Torres)

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