Durante casi toda la infancia de Lee Allen Jr., el béisbol siempre pareció algo lejano.

El pelotero de los Reales jugó para su equipo local en Kansas City, Misuri, pero Allen — quien es de raza negra y creció en los barrios de la ciudad — no tuvo muchas oportunidades de jugar béisbol hasta la secundaria.

En enero de 2020, cuando Allen tenía 17 años, recibió una invitación del programa de desarrollo de la MLB, la Dream Series. Fue la primera vez que pudo jugar frente a caza talentos y coaches, mostrando sus habilidades en un entorno competitivo.

Cuatro años después, con la mira puesta en ser profesional, Allen se paró en el complejo de entrenamiento Jackie Robinson en Vero Beach, Florida portando los colores morado, blanco y dorado, representando la universidad históricamente afroestadounidense Praire View A&M University.

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Más de 200 peloteros de escuelas históricamente afroestadounidenses participaron en el Andrew Dawson Classic, un torneo para jugadores universitarios que esperan llegar a las Grandes Ligas — y quizá ayudar a introducir una nueva generación de estrellas de raza negra.

“Poder estar aquí y demostrar mi talento frente a scouts y otros chicos que nos ven a otro nivel”, dijo Allen, un infielder. «Se siente bien para mí, ya que esas son las metas que puedo alcanzar y están aquí”.

Esa es la meta de MLB, que actualmente registra las peores cifras de peloteros afroestadounidense en las mayores (esto no incluye a los latinos negros). De acuerdo con un estudio del Instituto de Diversidad y Ética en el Deporte en la Universidad de Florida Central, los jugadores afroestadounidenses representan el 6,2% de los peloteros que estuvieron en los planteles del día inaugural de la temporada 2023, con respecto al 7,2% en el 2022. Estas son las cifras más bajas desde que comenzaron el estudio en 1991, cuando el 18% de los jugadores eran afroestadounidenses.

Es además el porcentaje más bajo de participación de jugadores estadounidenses de cuatro de las cinco ligas más importantes en Estados Unidos — NBA, NFL, MLB y MLS — sin contar a la NHL, en donde el 90% son jugadores blancos.

MLB ha intentando hacer frente a este problema con iniciativas en las canteras del béisbol estadounidense.

«Hemos redoblado que hacíamos antes”, advirtió Del Mathews, vicepresidente de desarrollo de MLB, “por que estamos produciendo chicos que van al nivel universitario, que se están involucrando. Vemos más chicos jugando en universidades de División I y más chicos siendo seleccionados en las ligas menores”.

Hay señales de avanza en el nivel profesional. Entre 2012 y 2021, el 17,4% de las selecciones de primera ronda fueron jugadores afroestadounidenses. Ese número incrementó al 30% en el 2022, cuando por primera vez en la historia 4 de las primeras 5 fueron peloteros afroestadounidenses —y los cuatro fueron gracias a iniciativas de diversidad de la MLB.

Pero este incremento no ha hecho que los números de la MLB cambien, tampoco en las menores. La participación de peloteros afroestadounidenses ha tenido un lento incremento. Cuando la MLB anunció las plantillas para el Spring Breakout, en el que jugaron los mejores prospectos de las menores, el 9,5% de los jugadores eran afroestadunidenses — incluyendo 31 graduados de los programas de diversidad.

El proceso inicial con la gira anual de los campamentos en varias ciudades del país para identificar a las potencias en los barrios de las ciudades. Esta gira pasó de 12 paradas en el 2018 a 18 este año —y se enfoca en chicos de 13 y 14 años. La meta es enviar a estos chicos a programas más avanzados.

“El deporte se ha vuelto tan caro que ha dejado fuera a muchos de nuestros chicos”, admitió Jerry Manuel, exmánager de los Medias Blancas y Mets. “Tenemos que hacer todo lo posible de traerlos de vuelta”.

Los programas son principalmente financiados por la Federación de Béisbol de Estadounidense, pagando por el equipamiento, las comidas y los posibles viajes que según cifras de Mathews, podrían ser de 700 dólares por evento.

Entre 1.200 y 1.500 niños son seleccionados cada años para participar en los eventos de diversidad, incluyendo la DREAM Series, Breakthrough Series, Hank Aaron Invitational y eventos de béisbol/sóftbol para niñas.

La liga indicó que cerca de 700 graduados de estos programas de desarrollo han pasado a jugar béisbol colegial, siendo 90% afroestadounidense.

En la División. I, 752 peloteros —el 6%— son afroestadounidenses, de acuerdo con la información de la NCAA. Este es el número más alto en los últimos 10 años y refleja un lento, pero constante crecimiento desde la base.