En la Ciudad de México cada vez más mujeres tienen espacios que van desde la planeación hasta la operación del transporte público. Ejemplo de esto es el Metro capitalino, donde las mujeres operadoras han pasado de ser el 30% al 35%, de acuerdo con la publicación ‘Género y movilidad en la Ciudad de México’ del Banco Mundial.

«Esto es una buena práctica de promocionar taquilleras para que se conviertan en operadoras, esto es una oportunidad para que mejoren su salario. «Algo que vimos como muy positivo es que todos los organismos del Sistema Integral de Transporte ha aumentado el porcentaje de operadoras, controladoras y supervisoras mujeres», consideró Nadjeli Babinet Rojas, representante del Banco Mundial México. En la planeación del transporte, en la Secretaría de Movilidad (Semovi), las mujeres han pasado de ocupar el 38% al 46% de los cargos, mientras el porcentaje de controladoras del transporte público ha subido del 21% al 35% y las supervisoras de 29% a 39%. La publicación es una revisión de los avances del Plan de Género y Movilidad 2019-2024, emprendidos por la Secretaría de Movilidad en coordinación con la Secretaría de las Mujeres, ambas del gobierno capitalino. Andrés Lajous, secretario de Movilidad, afirmó que también se incluyó una perspectiva de género en la remodelación de los Centros de Transferencia Modal (Cetram) de la ciudad, en los que se realizaron recorridos con SeMujeres, así como usuarias para identificar puntos de riesgo, lo que incluyó mejoras como en la iluminación.

«Esa evaluación afectó el diseño de obra, el proyecto ejecutivo de Martín Carrera, San Lázaro e Indios Verdes preliminarmente y en realidad de todos los demás», detalló. Además se incluyeron baños universales con cambiadores, para facilitar las tareas de cuidados de niños y niñas pequeños. Ingrid Saracíbar, secretaria de las Mujeres, resaltó la importancia de la capacitación para la prevención y atención a la violencia de género y sexual, que fue desde las y los funcionarios de la Semovi –incluyendo a su titular– hasta las y los operadores del transporte público, quienes son el primer contacto con las usuarias. «Si estamos hablando de un sistema de movilidad que mueve a tantos millones de mujeres, tendríamos que estar hablando de una movilidad segura y libre de violencia, que esos espacios fueran libres de violencias», dijo.

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