En 1977 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos “recomendó” excluir de los ensayos clínicos a las mujeres en edad fértil, con el argumento de que eran potencialmente riesgosos para ellas, ese fue un tema que quedó pendiente de la agenda de salud que se mantiene vigente. Después de protestas, el organismo aprobó la inclusión de las mujeres y de poblaciones consideradas minorías en las investigaciones médicas. Pese a ello, muchos de los estudios que se realizan para probar un nuevo medicamento o terapia, todavía no consideran grupos de personas diferentes.
El resultado ha sido una escasez de datos e información, acumulada por más de cuatro décadas, sobre cómo afectan ciertos fármacos a las mujeres y a diversas poblaciones. La pandemia de covid-19 dejó al descubierto que esta exclusión prevalece, debido a que varios de los ensayos para comprobar la seguridad y eficacia de las vacunas contra el virus SARS-CoV-2 no incluyeron grupos diversos. Sin embargo, la diversidad en los ensayos clínicos es fundamental para garantizar medicamentos adecuados para todas las personas, explica Javier Marín, director senior de Healthcare Américas en LLYC. Esta agencia elaboró el informe Forecast Healthcare 2024 , que identifica las principales tendencias o retos en materia de salud, a resolverse o implementarse, para atender los desafíos que enfrentan los sistemas sanitarios, los pacientes, sus cuidadores y las empresas que desarrollan investigación en fármacos, tecnologías para la salud y dispositivos médicos. Para ello, es necesario reforzar el desarrollo de la medicina personalizada, lo que solo se logrará con una mayor transparencia e inclusión en los estudios clínicos. “Eso es algo que vamos a ver mucho más, sobre todo en los protocolos que se presentan en las reuniones internacionales de investigación”, asegura en entrevista. Las tendencias del informe se eligieron tras entrevistar a 40 personas de América Latina expertas en el sector, colaborar con 100 organización de pacientes y acudir a reuniones internacionales donde se presentan los adelantos de la industria farmacéutica. Además, se consideran las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Anteriormente, la investigación científica se desarrollaba entre cuatro paredes”,
Paridad de género También es necesario que más mujeres participen en la investigación médica liderando protocolos. Hace tiempo que ellas están presentes en las ciencias, pero generalmente como integrantes de los grupos de investigación encabezados mayoritariamente por hombres. “Ahora, como en todo, estamos viendo también un liderazgo femenino, que es muy importante”, subraya.
Transparencia Otro aspecto importante es que los estudios clínicos se transparenten cada vez más. En algunos países ya hay leyes que obligan a difundir todo el proceso de investigación y no los resultados únicamente. Esta tendencia, explica, permite a las sociedades tener más información de medicamentos, dispositivos y otros insumos para la salud, y a la comunidad científica le aporta datos que pueden analizar para mejorar. “No puede haber una investigación que no esté registrada, un protocolo que no sea aprobado por un comité de bioética. Todo es cada vez más transparente y esto, lo que hace, es que estemos mejor informados”, explica. “Imagine que tiene una enfermedad rara y ya hay un protocolo de investigación. Tú entras, investigas y buscas participar en este protocolo. Eso es una ventaja de la transparencia. Antes, para que llegara esta innovación o para que pudieras participar en un protocolo, era un círculo muy cerrado”, agrega.
Desestigmatizar la salud mental Es conocido que los estigmas sobre los problemas mentales son el mayor obstáculo para que las personas busquen atención profesional. A menudo se evitaba contratar en centros de trabajo a quienes siguieran un tratamiento para trastornos psicoemocionales. Pero con la pandemia de covid-19, que encerró en sus casas a millones de personas en todo el mundo, se incrementaron los problemas de ansiedad y depresión. “Esto hizo que los expertos identificaran a un mayor número de pacientes y analizaran el por qué los pacientes se suicidaban, por ejemplo, y no buscaban la atención médica. Y esto era por temor”, apunta Marín. Sin embargo, la emergencia sanitaria también impulsó que cada vez más personas hablaran de sus emociones y dieran el peso debido a la salud mental. Esto aceleró el proceso de desestigmatización de los problemas mentales y el estudio de LLYC considera que seguirá con avances en 2024.
El cambio lo impulsan, sobre todo, las personas jóvenes, según detectó la agencia en un anáslisis previo. “Esto está empoderando a las nuevas generaciones para decir: ‘Oye, yo tengo este padecimiento, no tengo por qué vivirlo solo, necesito ayuda. Y esta búsqueda de ayuda es lo que está haciendo que la nueva generación esté más preparada e influya en los demás para que busquen la ayuda necesaria”, apunta. El reto ahora es para los sistemas de salud, que deberán prepararse para atender la demanda creciente.
Sostenibilidad de los sistemas de salud Además de los problemas mentales, el incremento de las enfermedades crónicas no transmisibles reta a los países como México, donde hay un exceso de casos de diabetes y obesidad, pero baja inversión en salud y una cobertura limitada, pues
50% de la población no tiene acceso a servicios sanitarios básicos . “La salud se tiene que priorizar en los gobiernos, sobre todo ahora que entendimos que una sociedad sana y productiva tiene que ver con cuánto le inviertes a la salud”, indica.
Ya entendimos que yendo solos, ni las empresas, ni los gobiernos, ni los individuos, ni los grupos de pacientes, podemos hacer mucho”,
El desafío del país es cómo tener un sistema de salud sostenible con los pocos recursos disponibles. La tendencia, señala Marín, es incrementar la colaboración entre los sectores públicos y privados.
Genética, big data y tecnología Otra tendencia en salud para 2024 es una mayor conciencia del autocuidado, que incluye un aumento de 40% en la búsqueda de información en internet sobre medicamentos que no requieren receta. “Estamos viendo esta tendencia no solamente por la compra de medicamentos, sino una búsqueda de información para ver cómo se puede reducir el impacto que tienen las enfermedades en la vida diaria”, explica el director senior. También está el crecimiento en el manejo de grandes volúmenes de datos. Esta tendencia le compite a los estudios de mercado, que se realizaban con el mismo objetivo, pero no han logrado que las personas se sinceren como lo hacen en redes sociales.
Vamos a ver en el 2024, en las grandes reuniones científicas, cada vez más medicamentos o tecnologías que renovarán la manera en que se están tratando las enfermedades”.
“Ahora, gracias a que tenemos foros abiertos, redes sociales, cada vez más los pacientes estamos dejando información ahí, que es completamente transparente. Es decir, antes se hacían estudios de mercado, pero estas respuestas a veces eran inducidas. Ahora no. Ahora la información está ahí y gracias a algoritmos podemos agruparla, entenderla y dar mejores soluciones”, ilustra. La inclusión de la Inteligencia Artificial está acelerando la interpretación de los estudios clínicos y, con ello, agiliza el desarrollo de nuevos medicamentos y otras innovaciones en materia de salud. La secuenciación del mapa genético, que ha permitido corregir ciertas enfermedades, aunque parezca ciencia ficción, continuará con avances, así como el uso de la tecnología ARN Mensajero en diferentes tratamientos médicos.
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