Estos dichos ya han generado tensiones en la relación bilateral entre Estados Unidos y México. Pone en evidencia las diferentes y complejas dinámicas de cooperación y el conflicto entre ambos países en la lucha contra el crimen organizado. Mientras Estados Unidos celebra la detención de Ismael “El Mayo” Zambada como una victoria en su guerra contra las drogas, en México las preocupaciones sobre las repercusiones internas -especialmente en términos de violencia y estabilidad en todo el país-, es un hecho que nadie puede negar.

Este episodio destaca la interdependencia y las diferencias estratégicas entre las naciones vecinas, recordándonos que, aunque el combate al narcotráfico es un esfuerzo conjunto, la visión, prioridades y consecuencias pueden variar drásticamente a ambos lados de la frontera. Para quienes defienden desaforadamente a la 4T, la captura de Zambada puede ser vista como un intento de AMLO por fortalecer su posición en un momento en que su popularidad ha mostrado signos de desgaste. En otras palabras, ha buscado de alguna manera ponerse la medalla que evidentemente no le debería pertenecer, pues desde el inicio dijo no haber sido previamente avisado sobre la captura. El papel de Estados Unidos en esta operación sí ha sido crucial, pero no han esclarecido cómo fue la extraña aparición de los narcotraficantes en El Paso, Texas. ¿Tendremos que conocer la historia hasta que aparezca una nueva película de Hollywood sobre ella? Como el principal mercado para las drogas que trafica el Cártel de Sinaloa, Estados Unidos ha buscado ser un aliado clave en la lucha contra el narcotráfico en México. La relación está rota y este tópico ya es trascendental en los discursos de las campañas políticas en el aquel país. La colaboración entre ambos países es fundamental para mantener la presión sobre las organizaciones criminales, pero también es indispensable la dependencia de México en la asistencia estadounidense para enfrentar sus propios desafíos. En eso no se han podido poner de acuerdo por décadas. Y quien definitivamente heredará este gigantesco problema es la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum.

El futuro del narcotráfico en México durante el sexenio de Claudia Sheinbaum podría estar dominado por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa. Ambos grupos han demostrado un crecimiento significativo, superando a las decenas de células delincuenciales que operan por todo el país. Factores como la captura de líderes clave y las alianzas con otros cárteles menores influirán en cuál se consolida como el más poderoso. Claudia ha guardado completo silencio sobre la detención de Zambada, ni ha dado alguna referencia sobre los cárteles mencionados. Quizá lo haga cuando presente a los titulares de las fuerzas armadas: la Sedena y la Semar, dos asignaturas pendientes. La política de seguridad de Sheinbaum será crucial para determinar cómo evolucionará esta lucha por el control del narcotráfico en el país, pues quien ostenta el Poder Ejecutivo en turno debe gobernar a todos, incluso a “los malos” para asegurar la calma en una sociedad tan aterrada, como la mexicana. ____ Nota del editor: Las opiniones de este artículo son responsabilidad única del autor.

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