A partir del 1 de septiembre se pondrá en marcha un nuevo modelo de educación media superior para 5.5 millones de estudiantes . Se trata del Sistema Nacional de Bachillerato de la Nueva Escuela Mexicana, que busca ampliar la cobertura e infraestructura escolares con la creación de 37,500 lugares adicionales . Además de actualizar e integrar los planes y programas de estudio para que los alumnos tengan una formación común a nivel nacional. El proyecto es visto con buenos ojos por especialistas en educación, quienes consideran que el diseño parece atinado, pero advierten que sin recursos suficientes o acciones contra la desigualdad en el sistema educativo, difícilmente será exitoso.

Hay un planteamiento sensato. Claramente, la agenda de educación y de educación media superior es una agenda de prioridad para el gobierno federal”

Los cambios en el bachillerato La Secretaría de Educación Pública (SEP) unificó los 32 subsistemas que existían en el nivel medio superior y creó un solo Bachillerato Nacional, con dos opciones formativas:
bachillerato general o bachillerato tecnológico. Ambas modalidades tendrán un marco curricular común que enseña habilidades clásicas como lengua, ciencias, matemáticas, inglés, ciencias sociales, filosofía y humanidades. A estas materias se sumarán habilidades digitales y tecnológicas, así como formación socioemocial. La diferencia fundamental entre las dos opciones está en el nivel de las competencias laborales que enseñen. Quienes cursen el
bachillerato general aprenderán competencias laborales básicas y recibirán un certificado de terminación de estudios. Este esquema se piensa para continuar la educación superior. En el
bachillerato tecnológico, en cambio, se dedicarán más horas y materias complejas a la formación de
competencias laborales extendidas a través de 164 carreras técnicas y 12 tecnológicas avaladas por la UNAM o el Instituto Politécnico Nacional (IPN). Entre ellas ciberseguridad, automatización, robótica, inteligencia artificial y semiconductores. Al finalizar los estudios, los alumnos podrán recibir, además, un certificado de formación profesional. “Son las carreras del futuro, pero también del presente y nuestros jóvenes deben tener la posibilidad de acceder a lo mejor de lo mejor”, declaró el secretario de Educación, Mario Delgado, en una reunión con supervisores de educación básica de Hidalgo.
Recursos limitados En 2008 se intentó implementar una reforma similar, recuerda Jesús Aguilar, investigador del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE). En septiembre de ese año, la entonces titular de la SEP Josefina Vázquez Mota publicó un acuerdo en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para “establecer el Sistema Nacional de Bachillerato en un marco de diversidad”. También consideraba un marco curricular común y una certificación similar a la de la propuesta actual. Pero no se concretó tal cual. La homologación del bachillerato es un camino adecuado para fortalecer la educación media superior, pero debería venir acompañada de un incremento al presupuesto educativo, explica Patricia Vázquez, directora de la organización Mexicanos Primero. «Pero sigue estando en el cuello de botella en los recursos para que eso suceda. No hay una concordancia con mayor presupuesto para el siguiente ciclo escolar», señala. La especialista en educación dice que el nuevo modelo se trabajó durante dos años y reconoce que las autoridades lo presentarán incluso con organizaciones no gubernamentales. Considera importante que, además, se vincule con el Plan México, un proyecto de la presidenta Claudia Sheinbaum para incrementar la inversión en el país. Las carreras técnicas que se impartirán en el bachillerato tecnológico responden a necesidades de los sectores estratégicos en aquel proyecto, como la industria del calzado, textil, aeroespacial, química y petroquímica, automotriz y farmacéutica. Se espera que las carreras técnicas sean certificadas por la UNAM y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) y generen talento para los Polos de Desarrollo Económico, diseñados por el gobierno en zonas delimitadas donde se concentrará la inversión y la actividad industrial. «La crítica no es sobre las capacidades de la propuesta del bachillerato, sino a los recursos que van acompañados a la implementación del nuevo bachillerato y ahí está el gran cuello de botella”, reitera Vázquez.

La homologación a dos tipos de bachillerato pudiera, de entrada, ser atinada si viene acompañada de una serie de acciones que contribuyan a mitigar las desigualdades».

Infraestructura educativa Otra preocupación de los expertos es la infraestructura escolar. Cuatro de cada 10 escuelas de educación básica no contaban con todos los servicios básicos: agua, luz, baños, internet y computadoras. Será necesario invertir en infraestructura para que el Bachillerato Nacional se imparta en escuelas de calidad. Por ahora,
el plan de la SEP es construir 20 nuevos bachilleratos tecnológicos , a
mpliar 33 existentes y reconvertir 35 secundarias para que en el turno vespertino sean escuelas de educación media superior. Las obras contemplan una inversión de 2,500 millones de pesos. El gasto educativo no ha tenido avances significativos en los próximos años. Por eso, su organización realiza una campaña cada septiembre, de cara a la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación, para luchar por recursos suficientes en educación. “Ojalá que haya sensibilidad en la Cámara de Diputados», agrega la directora de Mexicanos Primero.
Personal docente y desigualdades Los cambios también deben incluir al magisterio. Los docentes de los bachilleratos técnicos que ya existen, como el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (Conalep), trabajan con las condiciones laborales más precarias, menciona el investigador. Para homologar las contrataciones y condiciones de trabajo de los profesores se requieren apoyos en infraestructura, formación docente y más profesionales. Una expectativa de la unificación es que mejore la calidad educativa. “En cualquiera de los dos casos hay una intención formativa integral”, afirmó la subsecretaria de Educación Media Superior, Tania Rodríguez, al presentar el modelo en una conferencia matutina. “¿Qué significa? Que, además de la formación en matemáticas, español y en las formaciones profesionales que estamos actualizando, todos los jóvenes tengan una formación humanista, una conciencia histórica, un goce estético, que se interesen por leer literatura, que aprendan ciencia, que se entusiasmen por el conocimiento”, subrayó. Hasta ahora, los estudiantes de bachilleratos con opciones técnicas habían obtenido los puntajes más bajos en la evaluación de habilidades como lectura, matemáticas y ciencias. Estos planteles también tenían presupuestos públicos más bajos y tasas de abandono escolar más amplias que las preparatorias generales. “Datos más recientes de la prueba PISA muestran de modo contundente las desigualdades entre los diversos bachilleratos y, peor aún, los resultados poco mejoraron al paso del tiempo”, explica el académico.

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