Cuando el licenciado Vitelio Mejía, presidente de la Liga Dominicana de Béisbol (LIDOM), rechazó la petición de las Estrellas Orientales de inscribir a los lanzadores Emmanuel Clase y Luis Ortiz para preservar los mejores intereses del béisbol, se habló hasta de demandas porque se le estaba coartando la libertad de trabajo.
Hoy, sus hechos constituyen una vergüenza para la imagen y el buen nombre de la República Dominicana, ya que los lanzadores de los Guardianes de Cleveland, Emmanuel Clase y Luis Ortiz, han sido acusados formalmente de aceptar sobornos de apostadores deportivos para realizar ciertos tipos de lanzamientos, incluyendo lanzar bolas al suelo en lugar de strikes, para asegurar apuestas exitosas.
Según la acusación presentada el domingo en un tribunal federal de Brooklyn, los lanzadores recibieron sobornos por valor de varios miles de dólares para ayudar a dos apostadores anónimos de su República Dominicana a ganar al menos 460.000 dólares en apuestas durante los partidos sobre la velocidad y el resultado de ciertos lanzamientos.
Ortiz, de 26 años, fue arrestado el domingo por el FBI en el Aeropuerto Internacional Logan de Boston y Clase, de 27 años, no se encuentra todavía bajo custodia.
El castigo que le espera a Ortiz y Clase será ejemplar ya que “traicionaron el pasatiempo nacional de Estados Unidos”, declaró el fiscal federal Joseph Nocella Jr. “La integridad, la honestidad y el juego limpio son parte esencial del deporte profesional. Cuando la corrupción se infiltra en este deporte, no solo deshonra a los participantes, sino que también daña la confianza pública en una institución vital y querida por todos nosotros”.
Más claro, ni el agua y Clase y Ortiz por unos dolaritos extras del océano de la mafia han enterrado su presente y su futuro perdiendo la libertad, el don más preciado del ser humano y cavaron su propia tumba.
En 1985, Mickey Mahler se enfrenta al Licey y al sacar el primer out en la tercera entrada llega a 500 episodios lanzados en el béisbol dominicano, siendo el primer refuerzo que llega a esa cifra.
En 1987, Rufino Linares en el primer episodio del encuentro entre Caimanes del Sur y Leones del Escogido dispara doble que empuja desde segunda a Junior Noboa para alcanzar las 200 remolcadas de por vida.
En 1988, el Licey derrota al Escogido cinco por tres, donde Junior Félix de los Leones disparó dos jonrones, uno a Juan Guzmán en el quinto y otro a Tony Mack en el séptimo.


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