La ayuda vino primero de los pobladores vecinos a Nizanda, en Oaxaca, donde el Tren Interoceánico, una de las apuestas más importantes de los gobiernos de la Cuarta Transformación, se descarriló de las vías dejando como saldo 13 personas fallecidas, entre ellas dos menores de edad (de 6 y 15 años) y más de un centenar de heridos. “Miré en el feis que estaban solicitando ayuda de aquí del pueblo y ya agarré unos lazos, un machete con otra persona que estaba aquí conmigo y nos fuimos allá donde está la estación del ferrocarril, pero ahí no había nada. La gente fue como pudo, pero está lejos para ir caminando”, contó una pobladora de Chivela sobre lo sucedido el pasado 28 de diciembre. La ayuda fue llegando poco a poco al igual que la información de lo que había pasado. La Secretaría de Marina, a cargo del tren, comunicó a las 11:00 horas de “un evento ferroviario” sobre la Línea Z. “En dicho evento se presentó el descarrilamiento de la máquina principal”, informó. Fue hasta las 18:00 horas que se conoció la magnitud de la tragedia.

El tren en el que viajaban 250 personas se volcó y una parte cayó a la barranca. Cientos de personas resultaron heridas, con fracturas y golpes. Esa imagen de la obra emblemática en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador evidencia el reto del plan ferroviario de la presidenta Claudia Sheinbaum, sobre todo en materia de seguridad. De acuerdo con el reporte de la operación de los trenes mexicanos de la Agencia Reguladora de Transporte Ferroviario (ARTF), solo de enero a junio de este año se registraron 7,063 percances en materia de seguridad, incluyendo siniestros, robos y vandalismo y se registraron 592 siniestros, de los cuales 97 derivaron en descarrilamientos, y 117 causaron muertes, lesiones y otras consecuencias ajenas a la operación ferroviaria.

Las irregularidades y la investigación El proyecto ha estado rodeado de irregularidades desde su desarrollo, del que estuvo encargado el actual secretario de Marina, Raymundo Morales Ángeles, quien se vigiló la operación y supervisó las obras del proyecto. Se suma también que Gonzalo “Bobby” López Beltrán, hijo del expresidente López Obrador, participó en la supervisión del tren. Tuvo la tarea “honorífica” de observar el avance de las obras, el tendido de las vías y otros aspectos de la infraestructura. Pero también fue señalado por presuntamente encabezar redes de influencias para que sus amigos se vieran beneficiados de contratos para la construcción del Corredor Interoceánico. Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI)
publicó un audio en el que el empresario Amílcar Olán, amigo del hijo de AMLO, afirma que “Bobby” le ofreció explotar unas minas en Oaxaca para el negocio del balasto usado en el trazado de las vías tanto del Tren Interoceánico como del Maya.

En 1907 se inauguró el ferrocarril interoceánico del Istmo de Tehuantepec y hasta 1914 transportó mercancías entre el Golfo y el Pacífico. Con el paso de las décadas, varios tramos quedaron deteriorados o sin operación regular. La propuesta fue retomar ese trazo histórico y entre 2020 y 2023, se realizó la rehabilitación en la Línea Z, sustitución de vía, construcción de puentes y corrección geométrica en distintos puntos. Un video de un usuario muestra cómo una parte de la vía tiene durmientes nuevos y unos pasos después –cerca de la zona del descarrilamiento– se ven durmientes de madera y desgastados. https://x.com/JucaNoticias/status/2006060887577141606 “Pudo haber sido desgaste de las ruedas, desgaste del riel, longitud excesiva de los carros, respecto al grado de curvatura que hay en esa zona, y que no haya podido manejarse bien, pudo haber habido un frenaje intempestivo y que haya recargado los de pasajeros y la locomotora (…) todas esas son posibles causas. Pudo haber sido la velocidad”, señaló Eduardo Ramírez Cato, ingeniero civil especialista en infraestructura ferroviaria, en entrevista con Grupo Fórmula . La causa del accidente la determinará la Fiscalía General de la República (FGR), la cual ya está haciendo los peritajes correspondientes. La presidenta aseguró que la dependencia encabezada por Ernestina Godoy, quien es cercana a ella, debe hacer una “investigación responsable”, aunque ha insistido que primero es la atención a las víctimas.

Las víctimas de la tragedia Unas horas después del accidente, en la conferencia de prensa del lunes, la presidenta sentenció que la prioridad era la atención de las víctimas. Más tarde acudió a Oaxaca a visitar a los heridos –hasta el momento 36 siguen hospitalizados– y anunció apoyos de 30,000 pesos, aunque detalló que todos los afectados recibirán reparación integral del accidente. El apoyo, en cambio, no cambiará que al menos 13 familias no tendrán una celebración este fin de año. El descarrilamiento acabó con la vida de 13 personas que viajaban en el tren, entre ellas una pequeña de 6 años y una joven estudiante del Conalep, de 15 años. Se tratan de Elena Solorza Cruz y Luisa Camila Serrano Moreno, quien cursaba la carrera de P.T.B. en Salud Comunitaria. Entre las víctimas se encuentra el periodista Israel Enrique Gallegos Soto, quien viajaba con su esposa que solo resultó herida. La pareja conformada por el profesor jubilado del Centro de Estudios Tecnológicos del Mar, Bersain Cruz López, de 65 años, y su esposa María Concepción Barbosa Acevedo, también de 65 años, falleció en el trágico accidente. La última publicación de Inés Alvarado Rojas, 57 años de edad, fue a bordo del Tren Interoceánico que se dirigía a Coatzacoalcos. Un amigo de su hijo pidió ayuda en redes sociales para localizarla. El lunes por la noche se confirmó su muerte. María Luisa Pasaron González, de 66 años, y su esposo Raúl López Cruz, de 67, murieron en el accidente. Eran de Coatzacoalcos y sus vecinos los recuerdan como gente muy querida. Honoria Medina Pérez, de 56 años, viajaba con su esposo Rogelio Alfonso Luna, de 63 años, y su hermana Patricia Medina Pérez, de 49 años. Iban a pasar juntos las fiestas de fin de año. Jovita, madre de las hermanas, contó que también que la invitaron a hacer el recorrido en el tren en el que perdieron la vida. María Antonia Rosales Mendoza, de 58 años y originaria de Veracruz, y Amada Rasgado Lázaro, de 70 años, son las últimas dos víctimas mortales de este accidente con el que cerró de manera trágica el 2025.

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