La historia de A’ja Wilson es una de superación, talento y liderazgo. La estrella de las Las Vegas Aces, a sus 29 años, ha logrado escribir uno de los capítulos más inspiradores en la historia del deporte femenino estadounidense.

Diagnosticada con dislexia desde niña —un trastorno del aprendizaje que afecta la lectura y comprensión de textos—, Wilson convirtió lo que muchos vieron como una debilidad en un motor para su grandeza. Este 2025, ha conquistado su tercer título de la WNBA, siendo elegida MVP de las Finales por segunda vez y reafirmándose como la jugadora más dominante de su generación.

En el cuarto y decisivo juego ante las Phoenix Mercury (victoria 97-86), Wilson fue una fuerza imparable: 31 puntos, 9 rebotes, 4 asistencias y 3 bloqueos, coronando una serie donde promedió 28.5 puntos y 11.8 rebotes.

Sus actuaciones definieron una temporada histórica: por primera vez en la historia de la WNBA —y también de la NBA—, una jugadora ganó el anillo, lideró la liga en puntos (más de 1,000 en una sola temporada), fue MVP de la fase regular, MVP de las Finales y Mejor Defensora del Año en el mismo curso. Un logro que solo puede compararse con las hazañas legendarias de Bill Russell.

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Pero su éxito va más allá de las estadísticas. Wilson ha demostrado una capacidad de liderazgo que trasciende la cancha. A mitad de temporada, cuando las Aces sufrieron una humillante derrota 111-58 ante las Minnesota Lynx, la capitana reunió a sus compañeras y les lanzó un mensaje contundente.

“Si no te dio vergüenza, no vuelvas a este gimnasio. Tenemos que cambiar nuestra mentalidad.” Esa arenga marcó un punto de inflexión: el equipo encadenó 16 victorias consecutivas rumbo al título.

La pívot, que creó una fundación para ayudar a jóvenes que sufren dislexia y habla abiertamente de sus dificultades, quizás tenga problemas para leer su palmarés, pero también por la cantidad de líneas que tiene. Es una megaestrella en la pista, pero humana fuera de ella.

«Cuando la gente ve mi currículum, piensa: ‘Esta chica es perfecta’. Pero saber que tengo una discapacidad de aprendizaje, que estoy luchando contra la depresión y la ansiedad, muestra que soy una persona normal que sufre cosas que le pasan a otros. Esto va mucho más allá de meter canastas», sentencia.

Comenzó a jugar a los 11 años

Wilson nació en Columbia, Carolina del Sur, y no empezó a jugar baloncesto hasta los 11 años. Su padre, exjugador universitario, y su hermano mayor fueron sus primeros mentores. Pronto destacó como una fuerza dominante y fue reclutada por Dawn Staley en la Universidad de South Carolina, donde ganó el campeonato de la NCAA en 2017.

Staley fue clave en su crecimiento personal: la animó a leer en voz alta frente a sus compañeras, ayudándola a vencer el miedo escénico que le provocaba la dislexia.

Desde su llegada a la WNBA en 2018 como primera selección del Draft, Wilson ha cumplido cada promesa. Fue Novata del Año, dos veces campeona olímpica y bicampeona mundial con Estados Unidos. Fuera de la cancha, ha fundado la A’ja Wilson Foundation para ayudar a niños con dislexia y promueve la salud mental de los atletas.

Hoy, la jugadora que un día dudó de su capacidad para leer una frase completa es un símbolo de resiliencia, constancia y excelencia. Como dijo su entrenadora Becky Hammon tras el último título: “A’ja está sola en la cima del Everest. No hay nadie como ella.”