El martes en el Quisqueya, el Licey perdía 5-4 en el octavo, con un out, pero las cosas se complicaron a partir de ahí para las Estrellas, ya que Gerson Bautista llenó las almohadillas a base de dos boletos y un golpeo. El dirigente Fernando Tatis apeló a quien ha sido el relevista más dominante de la Lidom en las últimas dos campañas en su objetivo por retener el triunfo.

Ronel Blanco subió al montículo con un antecedente para asustar. En las últimas 48.1 entradas de labor no había permitido carrera limpia, una racha que comenzó en 2020.

De inmediato colocó a Mel Rojas Jr., bateando a la zurda, en dos strikes sin hacer swing. Sin embargo, el guardabosque azul que viene de jugar las últimas seis temporadas entre Corea del Sur y Japón respondió al tercer pitcheo con un sencillo entre primera y segunda que produjo dos vueltas y  los azules sentenciaron la victoria 8-5.

El caso Chávez

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El 29 de enero de 1999 se escribió una de las historias imborrables de la retina de los aficionados de la Lidom. El Escogido ganaba al Licey 7-6 en el noveno juego de la final, en la novena entrada.

Chávez, un relevista mexicoamericano, había trabajado 27.1 entradas sin tolerar carrera limpia en la fase regular y 5.1 en la final de un torneo que se jugó sin los equipos del Este (a causa de los estragos del huracán Georges en 1998) y los rojos avanzaron de forma directa por ganar la primera etapa con 40-21.

Pero en ese noveno episodio D’Angelo Jiménez abrió con hit, avanzó con toque de Daniel Ramírez, Luis Castillo y Ronnie Belliard conectaron imparables en el cuadro, Manny Martínez disparó incogible productor del empate y Brian Daubach sacó elevado de sacrificio impulsor. El ataque terminó con hit productor de Jorge Álvarez y el “Equpito” se llevó la corona.