El país volvió a tener este martes una ceremonia republicana de relevo presidencial, sin sobresaltos y con todo el protocolo, pero no siempre ha sido así, y entre la llegada de los últimos mandatarios, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum, hay marcadas diferencias. El expresidente Andrés Manuel López Obrador afirmó en su última mañanera, el lunes, que “es difícil que se encuentre en la historia una transición como la que estamos viviendo”, y así es, estas son las coincidencias y diferencias entre esas tres transmisiones de poderes.

¿Qué marcó la toma de protesta de Sheinbaum?

Este martes 1 de octubre, la morenista Claudia Sheinbaum, quien llegó con el 61.04% de los votos, asumió cono presidenta de México en un escenario lleno de mujeres. Mujer ella, la titular del Ejecutivo, la presidenta del Congreso, Ifigenia Martínez, y la presidenta de la Suprema Corte, Norma Piña. En las sesiones donde asumieron el poder sus antecesores, Andrés Manuel López Obrador y Enrique Peña Nieto, eran pocas las mujeres legisladoras, por lo que cuando mucho ocupaban el cargo de ser integrantes de las comisiones de cortesía, aquéllas que acompañan a los presidentes entrantes y salientes a su llegada y a su salida de la sede del poder Legislativo. Tampoco en esta ocasión hubo un ambiente tenso, aunque afuera sí hubo manifestantes. La protesta fue de trabajadores del Poder Judicial, quienes repudian la Reforma Judicial en vigor desde el pasado 16 de septiembre y avalada por Morena y sus aliados. Sin embargo varias manzanas a la redonda fueron cercadas por vallas metálicas de tres metros de altura, y hubo rígidos controles de seguridad, pero no comparables con el día en que Peña Nieto llegó al poder. Sheinbaum se retrasó en su llegada al Congreso, prevista para las 10:50 de día, pero que ocurrió hasta las 11.28; el paseíllo también fue largo, pues todo mundo buscó tomarse la selfie y abrazarla, pero de igual modo ocurrió, por primera vez, con el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador, pues casi un centenar de legisladores hicieron fila para ello. Dominaron gritos de apoyo a López Obrador. “¡Es un honor estar con Obrador!” y “¡presidente!”, entre muchos más, algo inusitado en el país para un mandatario que concluye su sexenio. Sheinbaum recibió también porras a su llegada. Luego de que el tabasqueño se despojara de la banda, ésta la recibió la banda presidencial de la diputada Ifigenia Martínez, y emitió su primer mensaje a la nación, que duró 45 minutos. También de forma inusual, dedicó casi buena parte del tiempo a elogiar a López Obrador, quien al término de la ceremonia abandonó la sede legislativa por el estacionamiento y declinó así ser acompañado por la comisión de cortesía que acompaña a su salida a los exmandatarios. Y como inauguró López Obrador la práctica, en 2018, a la salida del Congreso Sheinbaum acudió al Zócalo a recibir el “bastón de mando” –en ceremonia que no tiene carácter legal- y emitir un discurso de compromiso con los ciudadanos.

¿Cómo fue la ceremonia en la que AMLO recibió el poder? ¿Qué pasó cuando EPN llegó al poder?

Contrario a ese escenario, Peña Nieto entregó la presidencia a Andrés Manuel López Obrador el 1 de diciembre de 2018 en otro ambiente. A la llegada del entonces presidente saliente Enrique Peña Nieto al Congreso, éste recibió algunos gritos de »¡Fuera Peña, Fuera Peña!», y en las cercanías de la sede legislativa hubo cerco para evitar contratiempos, pero se limitó a calles aledañas con filtros de seguridad. Ese día López Obrador, quien alcanzó 53.19% de los votos, llegó a las 11:10 de la mañana en su Tsuru blanco y el “paseíllo” le tomó varios minutos hasta llegar a la tribuna del Congreso General, porque decenas de diputados querían saludarlo y tocarlo. Sin protestas, recibió la banda presidencial de su compañero de partido, Morena, Porfirio Muñoz Ledo, y recibió apoyo de un cadete varón para ajustar la insignia, pero también había mujeres del Heroico Colegio Militar. “Le reconozco el hecho de no haber intervenido como lo hicieron otros presidentes en las pasadas elecciones presidenciales”, dijo el hasta entonces opositor López Obrador a Peña Nieto, quien asintió e inclinó la cabeza, en agradecimiento por la deferencia. El discurso del tabasqueño duró una hora y 20 minutos. Cuando llegó el priísta Enrique Peña Nieto a la presidencia, en 2012, la Ley marcaba otro protocolo distinto al de hoy para la transmisión de poderes, por lo que en las primeras horas de la madrugada del 1 de diciembre Peña Nieto ya había participado en Palacio Nacional en la “ceremonia protocolaria de Traslación de Mando de la fuerza pública”, de manos del presidente, entonces el panista Felipe Calderón. En ese evento el presidente electo Peña –quien ganó con 38.20% de los votos- recibió la Bandera Nacional, en signo de esa recepción de mando de la fuerza pública, y la dejó a resguardo de la Escolta militar. Tras ello la primera actuación de Peña Nieto fue tomar protesta a su gabinete legal en las primeras horas de su sexenio. Ya por la mañana de ese mismo día acudió a la toma de protesta en la sesión de Congreso General, pero ese relevo presidencial estuvo marcado por las acusaciones de “fraude electoral” del partido de la Revolución Democrática (PRD) y Convergencia; además un grupo de “anarquistas” protagonizaron cinco horas de movilizaciones de protesta en el centro histórico y calles aledañas a la Cámara de Diputados, sede del Congreso. Hubo enfrentamientos, uso de petardos lanzados por los inconformes y las fuerzas policiacas, que habían blindado varias manzanas a la redonda, emplearon gas lacrimógeno; hubo decenas de heridos y se informó de casi un centenar de detenidos, pero sólo 14 procesados. Pero cuando Peña llegó a la sede del Palacio Legislativo lo hizo en una camioneta negra, seguida de una caravana de vehículos de ese tipo, y fuertemente resguardado. A su llegada, a paso veloz hizo el llamado “paseíllo”, es decir el ingreso desde frontispicio, la entrada principal, hasta la mesa directiva del Congreso, en medio de gritos del PRD de “¡fraude, fraude!” y carteles con la leyenda: “¡presidente de la vergüenza nacional!”. Priistas y panistas contrarrestaron los gritos con los de “¡México, México!” para acallar los reclamos de partidos de izquierda.

Los invitados especiales

Tras recibir la banda presidencial de manos del entonces presidente del Congreso, Jesús Murrillo Karam, Peña Nieto saludó de mano a Calderón, a los integrantes de la mesa directiva y ya bajo la tribuna recibió apretones de mano. Las selfies no eran práctica común, al menos no de la clase política. Tras la sesión Peña Nieto se fue a Palacio Nacional, en donde emitió su primer mensaje a la nación como mandatario, ante la presencia de mil invitados nacionales y extranjeros. Los tres, Peña, López Obrador y Sheinbaum, han reunido en su entorno a una gama amplia de integrantes de la comunidad internacional para la sesión de Congreso General en la que han rendido protesta como presidentes constitucionales. En 2012, a la llegada a la presidencia de Enrique Peña Nieto, la delegación más destacada fue la de Estados Unidos, aunque en realidad acudieron 13 jefes de Estado y de Gobierno. Entre los 350 invitados nacionales y extranjeros estuvieron Joe Biden, entonces vicepresidente de Estado Unidos, a la cabeza de una comitiva formada por el embajador de Estados Unidos en México, Anthony Wayne; la entonces Secretaria del Trabajo de ese país, Hilda L. Solís; John O. Brennan, asistente del entonces presidente Barack Obama para la Seguridad Interior y Contraterrorismo, y la secretaria de Estado adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta S. Jacobson. Otros invitados fueron Laura Chinchilla, presidenta de la República de Costa Rica, y entre los invitados nacionales, además de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en pleno estuvo el presidente del extinto Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés. En cambio en las ceremonia en las que rindieron protesta Andrés Manuel López Obrador, el 1 de diciembre de 2018 y Claudia Sheinbaum este 1 de octubre de 2024, dominaron los invitados de países de izquierda. El expresidente López Obrador sí invitó al rey Felipe VI de España, al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro; al de Cuba, Miguel Díaz-Canel; al de Bolivia, Evo Morales; el de Ecuador, Lenín Moreno, y al de Perú, Martín Vizcarra. Acudieron la vicepresidenta de la Asamblea Popular de la República Popular China, Shen Yueyue; el Secretario de Relaciones Exteriores de la República Federal de Alemania, Niels Annen; entre otros, pero la delegación de estados Unidos fue extensa: Michael Pence, vicepresidente estadunidense; Rick Perry, secretario del Departamento de Energía; Kirstjen M. Nielsen, secretaria del Departamento de Seguridad Nacional; Ivanka Trump, hija del entonces presidente Donald Trump asistente y consejera presidencial, entre otros. Acudió incluso la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet. Sheinbaum, a diferencia de López Obrador no invitó a nadie de la monarquía española, en cambio si extendió invitación a 16 jefes de Estado, entre ellos el de Bolivia, Luis Alberto Arce Catacora; el de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; el de Chile, Gabriel Boric Font; el de Colombia, Gustavo Petro; el de Cuba, Miguel Díaz-Canely la de Honduras, Xiomara Castro. También acudieron 10 titulares de organismos internacionales, así como embajadores residentes y concurrentes. En representación personal del gobierno de estados Unidos, acudió la esposa del presidente Joe Biden, Jill Biden.

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