La última mañanera del presidente Andrés Manuel López le arrancó algunas lágrimas. No porque tras 1,438 emisiones se acabarían estos ejercicios de «diálogo circular» o por la satisfacción con la que aseguró terminó su Gobierno. Su rostro se llenó de nostalgia con una sorpresa, organizada por su vocero Jesús Ramírez, que le tenían preparada sus cercanos, En la pantalla, comenzó un video con varios artistas, entre los que aparece su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y Eugenia León, entonando una melodía en su honor y con imágenes recordando sus años de lucha hasta llegar a la Presidencia, un sueño que este 30 de septiembre culmina.
Me voy muy contento porque voy a entregar la banda presidencial a una mujer excepcional, a una humanista.
“El cambio que iniciaste tiene futuro y en las manos de Claudia queda seguro. Hoy nos dejas Andrés, nos duele el corazón, pero tu ejemplo queda y se extiende por toda la Nación”, decía parte de la letra que arrancó unas lágrimas al presidente. No fue el único, la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde, debió limpiarse las lágrimas un par de veces. De pie, como siempre permaneció durante sus mañaneras, el presidente escuchó al grupo veracruzano Mono Blanco, que con sones jarochos convirtieron el final de una era comunicativa –y que tornará otro rumbo con Claudia Sheinbaum– en un festival tras más de 100 minutos en los que mantuvo su estilo con presentaciones, críticas, comparaciones y datos, pero al que se le añadió también la rifa de su reloj. Con una aprobación ciudadana de alrededor del 70%, el presidente confesó que se va satisfecho por lo que hizo los cinco años y 10 meses que estuvo al frente del Gobierno de México y también porque quien desde este martes ocupará la Presidencia de la República, Claudia Sheinbaum, a quien agradeció porque no lo negó, cuestionó sus logros o intentó marcar una diferencia.
La última mañanera
López Obrador se despidió a su manera: con una conferencia de prensa, la número 1,438 de su Gobierno. A las 07:14 horas de este lunes 30 de septiembre, el presidente ingresó por la puerta derecha del Salón Tesorería, dio unos pasos, subió al escenario y soltó su característico “ánimo” como señal de saludo. “Es un honor estar con Obrador”, gritó un grupo de comunicadores digitales que simpatizan con el presidente, pero la consigna no logró trascender por la petición de silencio de otros periodistas, fotógrafos y camarógrafos. Algunos de los asistentes habían llegado desde la medianoche para escuchar el último discurso de López Obrador del «diálogo circular». A excepción de otros lunes, no hubo exposición de ¿quién es quién en los precios de combustible? La última emisión tuvo una programación distinta: la firma las últimas dos reformas de las 83 que hizo a la Constitución en su Gobierno, la de pueblos indígenas y la que transfiere la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional, así como un informe con los que a su consideración fueron los principales resultados de su gestión.
En el templete del salón Tesorería fue instalada una mesa para que el presidente firmara sus últimas dos reformas constitucionales. Con pluma azul plasmó su rúbrica y al levantar el testigo para posar para una de las últimas fotografías oficiales, unas hojas cayeron al suelo. “Es que así fue nuestra vida pública, nos tuvimos que levantar”, dijo en tono de broma. Enseguida inició un informe en materia económica para resaltar los logros de su administración: remesas, recaudación, obras, turismo, la relación comercial con Estados Unidos, reducción de la pobreza, disminución de deuda, récord en reservas internacionales, fueron parte de los indicadores que presentó mientras permanecía de pie detrás de su atril. Sus datos, según él, demostraron que la receta que siguió México funcionó. “Es una política económica distinta, ya no le hacemos caso a las recomendaciones, a las recetas de los organismos financieros internacionales. México tiene su propia agenda”, lanzó. Entre datos y datos, López Obrador no desaprovechó la oportunidad para resaltar que en algunos rubros México está mejor que España, país con quien en las últimas horas de su gobierno hubo desencuentros tras la decisión de no invitar al Rey Felipe VI a la investidura de Claudia Sheinbaum. También tuvo oportunidad para “desmentir” para su retiro a Palenque, Chiapas, se haya mandado a construir un hospital del ISSSTE, como se informó en Latinus, uno de los medios de comunicación contra los que se lanzó durante varias mañaneras.
Aunque había prometido que sería un breve informe, el presidente habló por alrededor de 40 minutos. Además de indicadores económicos, presentó números de la felicidad de los mexicanos, defendió la Guardia Nacional, y la percepción de inseguridad. Para hablar de sus logros como el presidente número 65 de la historia a López Obrador le hicieron falta diapositivas en la presentación por lo que no dudó en improvisar y dedicar unos minutos para hablar de su política de austeridad y de su decisión de acabar con los privilegios, los que asegura generaron ahorros millonarios pero no detalla cuánto por cada rubro. Luego inició la despedida. El presidente cumplió su palabra y en minutos rifó su reloj personal con valor a 2,000 pesos. El ganador fue un comunicador de Baja California, quien al regresar a su asiento no podía contener las lágrimas.
En la celebración de despedida, hubo foto oficial y una inédita convivencia con periodistas, integrantes de su gabinete e incluso el hijo menor del mandatario, Jesús Ernesto, quien esta tarde dejará en vivir en Palacio Nacional. El tan anhelado desayuno al que mañana a mañana invitaba el presidente llegó y tuvo como protagonistas a platillos típicos de México: barbacoa, tamales, cochinita pibil, zacahuil, leche con chocolate, atoles y pan. El presidente tomó un tamal de “chileajo”, y otro más de la costa del Pacífico. Si desayuno esta vez no fue con su esposa Beatriz Gutiérrez, hoy fue con quienes le cuestionaron, hicieron peticiones o halagaron durante su gobierno. Más relajado, el presidente invitó a los periodistas a apagar cámaras y a disfrutar de la convivencia realizada a unos pasos del Salón Tesorería. Entre bocado y bocado, sonrisa y sonrisa, el presidente explicaba parte de la riqueza gastronómica de México y también daba detalles de sus últimas horas viviendo en Palacio Nacional. A las 18:00 horas tiene planeada su salida del recinto que él inauguró en 2018 como la sede del Poder Ejecutivo y que a partir de este martes tendrá como cabeza a una mujer, Claudia Sheinbaum.
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