La Selección, cumplió ganándole a Aruba el pasado sábado en Santiago en el primero de los dos amistosos que tiene en agenda en la presente fecha FIFA. Las victorias, siempre vienen bien, dan confianza, refuerzan cuestiones tácticas, impulsan y recomponen lo anímico sin importar quien sea el rival, y dan perspectiva hacia el camino que a corto o mediano plazo se quiere recorrer.

Debutó Junior Firpo cumpliendo con las expectativas que se tenían tanto dentro, como fuera de la cancha. En la previa, incluso desde su llegada al país, se le vio atento, deferente, alegre y dispuesto a colaborar con los medios dando notas y respondiendo de manera asertiva a todo lo que se le requirió. Con los fanáticos se le vio muy cálido, repartiendo autógrafos, tomándose selfies; queriendo y dejándose querer.

En la cancha, al igual que el equipo en su conjunto, dejó buenas sensaciones. Sus proyecciones por la banda le dan otro nivel a la construcción de juego y el fútbol en ataque que pretende generar.

A los muchachos de mitad de cancha se les vio efectivos; Jean Carlos y Heinz respondieron bien a la hora de presionar y recuperar, pero también a la hora de distribuir y entenderse con los de arriba. En esa dinámica, incluso, se articuló el segundo gol, un tanto que a Erik Japa le sirve mucho para mejorar su seguridad a la hora definir.

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De ahí, apenas con tiempo, tocó rehacer las maletas y viajar. El grupo ya está en Lima donde esta noche se enfrenta a Perú. Una selección que actualmente trata de recomponerse del mal arranque de las eliminatorias para el próximo mundial de la mano de un nuevo entrenador, el uruguayo Jorge Fossati; pese a eso, se ubica algunos cuantos peldaños más en nivel y jerarquía que nuestra SEDOFUTBOL, algo que se debe aprovechar para seguir creciendo y acumulando experiencia competitiva, elemento sustancial para la proyección y las metas que se aspiran alcanzar.

En lo particular, concédanme la ocasión de personalizar el contexto: será un partido muy especial. República Dominicana y Perú corren por mis venas con la misma intensidad y el mismo amor. La pasión que siento por el fútbol, esa con la que les escribo cada semana, es un gran legado recibido del ‘sur del mundo’ que hemos sabido adaptar a nuestra realidad caribeña. Ver a las selecciones absolutas de ambos países enfrentarse por primera vez es, desde ya, un resultado que estoy celebrando con emoción.