Una imagen de la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, caminando entre el lodo en Tempoal, Veracruz, uno de los municipios más afectados por las recientes lluvias en el estado, desató una ola de reacciones en redes sociales desde su publicación el pasado 17 de octubre por parte de la cuenta de X, antes Twitter, @GobiernoMX . Lo que inicialmente fue una imagen testimonial de una visita oficial a zonas azotadas por las inundaciones, con 32 muertos y 14 desaparecidos reportados, pronto se convirtió en una pieza central de diversas narrativas que revelan mecanismos de desinformación en redes sociales.

Tres narrativas, una imagen Conexión falsa

La imagen es auténtica. Fue publicada por la cuenta oficial del Gobierno de México (@GobiernoMX) en X, junto con otras del recorrido de Sheinbaum por la entidad: “La Presidenta Claudia Sheinbaum recorrió Álamo y Tempoal, en Veracruz, para supervisar las acciones de apoyo a la población afectada por las lluvias. #GobiernoDeMéxico”. Incluso fue retomada por diarios de circulación nacional como Reforma , donde al pie se reproduce la misma información contextual. Además, como se pudo confirmar con herramientas de análisis forense como Fotoforensics y búsqueda inversa en TinEye y Google Lens, no hay evidencia sólida de manipulación o creación sintética con IA. No obstante, una vez que la imagen comenzó a circular fuera del contexto oficial, emergieron diferentes narrativas que alteraron o reinterpretaron su significado. El encuadre fotográfico es uno de los elementos más poderosos en la construcción de sentidos. En este caso, el hecho de que la presidenta aparezca de espaldas, sola, y caminando en el lodo tiene una carga simbólica fuerte: transmite austeridad, acción, cercanía y hasta sacrificio. Pero este tipo de encuadre puede ser interpretado de múltiples maneras según el texto que se le agregue: como gesto de humildad, escena icónica o puesta en escena. La composición visual, junto con el texto que la acompaña, moldea la percepción pública más que la imagen misma. En plataformas digitales como Facebook, algunas publicaciones de la foto destacaron la cercanía de la presidenta con el pueblo, su “humildad” y la decisión de ensuciarse en el lodo como acto simbólico de compromiso. Algunos usuarios titularon la publicación con un tono emotivo: “Eres humilde, mi chiquita… Claudia Sheinbaum se ensucia entre el lodo en Veracruz” o “la presidenta entre el lodo con el pueblo”, lo cual se acerca más a una narrativa heroica y propagandística que meramente informativa. Y es que una imagen auténtica puede adquirir significados muy distintos cuando se extrae de su contexto original. Las narrativas resultantes son contundentes: algunas destacan la acción (“caminando en el barro”), otras enfatizan lo simbólico (“humildad”), otras lo humano/social (“apoyo al pueblo”). Pero las más virales sugieren que la imagen es parte de una “puesta en escena” para ganar popularidad y la señalan como “edición” o por lo menos “fotografía polémica”. En los reposteos de la foto se sugieren montajes con Photoshop o incluso IA: “La simulación de este gobierno, llega hasta el absurdo de utilizar #montajes para subir fotos irreales a sus redes sociales oficiales”, se ha leído en X. “¿Mal Photoshop o efecto de la luz?, se sugiere en Reddit. Todo esto introduce dudas sobre la autenticidad, pese a que los datos verificables demuestren lo contrario. Los usos en redes sociales tienden a incorporar emociones, opiniones, sarcasmo o sátira, dependiendo de la agenda del emisor. Así, una imagen puede ser reinterpretada para elogiar, criticar o ridiculizar, según el contexto textual que la acompañe, como en este caso. Además, el hecho de que en Instagram y otras plataformas, la foto se haya viralizado sin detalles de lugar, fecha de publicación ni fuente, ha generado ambigüedad: aunque la imagen sea real, se difunde sin datos clave, lo que permite que sea interpretada a conveniencia o insertada en nuevos marcos narrativos, desvinculados de su origen. Según Claire Wardle, investigadora de referencia en alfabetización mediática, a esto se le llama información engañosa: cuando una imagen verdadera se presenta con texto o circunstancias sacadas de contexto. Una de las estrategias utilizadas en este sentido es la conexión falsa: la imagen no corresponde con el texto que la acompaña. Este tipo de desinformación es particularmente insidioso porque parte de una base verídica. El lector no sospecha de su veracidad visual, pero el encuadre narrativo modifica la interpretación. Como señala Wardle, esta práctica genera una “zona gris informativa” que erosiona la confianza en la información legítima.

¿Qué hacer? Ante casos como estos, debemos preguntarnos: ¿cuál es la fuente original? ¿El texto que acompaña a la foto es informativo o emotivo? ¿Faltan datos clave como fecha o lugar? ¿Cómo circula la imagen en otros contextos o medios? Hacer estos cuestionamientos ante contenidos virales empoderan a la ciudadanía para que distinga entre información, desinformación y propaganda. Asimismo, las herramientas de búsqueda inversa de imágenes, los analizadores de metadatos o los proyectos de fact – checking ciudadano ayudan a establecer la fiabilidad de un contenido viral. En un entorno donde la imagen circula más rápido que la reflexión, comprender el contexto no es solo un acto de interpretación: es un ejercicio de responsabilidad democrática. ____ Nota del editor: Maricarmen Fernández Chapou es profesora del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe, e investigadora Observatorio de Medios Digitales de la misma institución. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

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