Llegó el momento de escribir otra columna sobre Shohei Ohtani, la sensación japonesa de los Dodgers de Los Ángeles, que se encamina a ganar su tercer premio al Jugador Más Valioso, esta vez en la Liga Nacional, registrando una temporada inédita.
Ohtani llega a la jornada de este viernes con 47 jonrones y 48 bases robadas, necesitando tres vuelacercas y dos estafas para inaugurar un club en una campaña en la que no debería estar jugando, pues se encuentra en proceso de recuperación de una operación Tommy John.
Sí, Ohtani es bateador designado y un DH nunca ha ganado un premio al Jugador Más Valioso, pero ni Francisco Lindor, ni Marcell Ozuna ni nadie impedirá que el japonés se lleve su tercer galardón.
Quizás le parecerá injusto a algunos, como por ejemplo hemos escuchado decir a David Ortiz recientemente, pero aquellos que piensan así deben poner en un contexto histórico lo que el nipón está logrando en las mayores.
Y aunque no cuente para las votaciones del premio, ahora Ohtani está entrenando para lanzar como relevista en la postemporada si es necesario.
Ohtani es de las cosas buenas que están pasando en el negocio del béisbol y que hacen que este deporte sea tan interesante.
En vez de tratar de encontrar razones para cuestionar si Ohtani gana un reconocimiento o no, lo más importante debería ser disfrutar a uno de los mejores espectáculos que el juego ha visto en toda su historia. Un tipo que pega jonrones, batea para promedio, empuja, roba y que también es uno de los mejores lanzadores del negocio cuando está sano… Impresionante.
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