El Gobierno dominicano acaba de invertir una cifra sin precedentes en el remozamiento de una instalación deportiva. La primera parte de la profunda remodelación de la que es objeto el Estadio Olímpico Félix Sánchez requirió de RD$950 millones, que lo ha puesto a lucir sus mejores galas, como ya exhibió en su inauguración (1974 para los Juegos Centroamericanos y del Caribe) y su segunda gran intervención (2003 para los Panamericanos).
En enero, el Ministerio de la Vivienda y Edificaciones (Mived) arrancará con la segunda fase, que incluye la colocación de la pista de atletismo. El estadio que honra al único dominicano doble campeón olímpico dispone de un sistema de luces Leds, moderna pizarra, 24,500 butacas de última generación, nuevos sistemas de drenaje, electricidad y plomería, además de oficinas y palcos reconstruidos.
Un sacrificio del fisco y unas condiciones impecables que desde las entidades deportivas que lo utilizan (fútbol y atletismo) ruegan porque se aplique un protocolo más riguroso para su alquiler a actividades extradeportivas.
Kelvin Cruz, ministro de Deportes, anunció el pasado sábado cuando el presidente Luis Abinader asistió a la entrega de la obra, que se da forma a la conformación de un patronato para la administración del recinto, donde desde el próximo 16 se jugará la Copa Mundial sub-17 femenino y en 2026 los Centroamericanos y del Caribe.
Cruz ha visitado el recinto después del sábado, en el proceso de recabar información y dar forma al borrador que trabaja.
Un concierto con la cantante mexicana Ana Gabriel está anunciado para el seis de diciembre y el ministerio evangélico La Batalla de la Fe gestiona el permiso para su tradicional actividad del primero de enero.
Sin embargo, la autorización está a cargo del Comité Organizador de los Juegos de 2026, que se ha mostrado celoso a cederlo empujado por los daños ocasionados en el pasado reciente.
El referente
Cerca de su oficina en el Centro Olímpico, Cruz tiene un ejemplo de gestión de una entidad que le quitó un dolor de cabeza a la administración pública.
Tras casi cuatro años de consultas, en 2014 se creó un patronato para administrar el Parque Acuático, un ente que una década después tiene músculos de sobras para exhibir.
Hasta su creación hace diez años, Deportes debía erogar RD$882 mil cada mes para la operación de una obra con deficiencias que iban desde las bombas para suministrar el agua a las piscinas hasta filtraciones permanentes.
Pero el gran agujero lo representaba el gasto en productos químicos para mantener higienizada el líquido, uno que entonces requería de RD$577 mil mensuales.
Hoy día el Parque Acuático opera sin la necesidad de fondos públicos. El patronato tiene un personal de 19 personas que se encarga la administración y operación. Se nutre del alquiler a nadadores (no incluye a preselecciones nacionales) y la impartición de clases privadas con un amplio catálogo tarifario.
Marcos Díaz, uno de los ideólogos del proyecto, lo identifica como un modelo ejemplar que se puede implementar en otras instalaciones en las que, incluso, ve mayor potencial, como el caso del Estadio Olímpico o el Palacio de los Deportes (también en proceso de remozamiento).
“Es un caso de estudio, de éxito y de buenas prácticas”, dice Díaz, exnadador de ultradistancia. “El complejo pasó de recibir unos 1,000 usuarios al mes a más de 5,000. Le quitó una carga al Estado, un verdadero dolor de cabeza. Esa gestión ha brindado que más personas accedan con más seguridad, modernización de los controles de acceso, cámaras, Etc. Es para estudiar”.
Mónica Mederos, la directora ejecutiva y administradora, explicó a DL que los ingresos que percibe el patronato, una vez se cubre los gastos operativos, se reinvierten en mejorar la infraestructura de una edificación que para los Panamericanos de 2003 requirió de RD$125,4 millones, que al precio de hoy representa RD$526,7 MM según la hoja de cálculos de la DGII.
Desde su fundación, el patronato lo encabeza el ministro de Deportes, un representante de la Federación Dominicana de Natación (Fedona) y tres empresarios, que en la actualidad son Piero Bonarelli, Carlos Valiente y Rafael Vélez.
“Como usuario de niño de esa instalación me siento orgulloso de que han pasado gobiernos y lo han conservado, una década después. En instalaciones que se presten para alquiler esto podría funcionar bastante bien”, dice Díaz.
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