La de Baltimore era la única organización entre las 30 de la MLB que nunca había autorizado bonos de al menos un millón de dólares para firmar a un prospecto internacional hasta que en 2021 llegaron al escenario el receptor dominicano Samuel Basallo y el torpedero venezolano Maikol Hernández.
Cuatro años más tarde (con Hernández en Clase A) Basallo se ha convertido en el octavo jugador (empatado con Kristian Campbell) que logra una extensión contractual con la menor cantidad de partidos de experiencia en las Grandes Ligas.
El quisqueyano solo acumulaba cinco choques en el Gran Circo cuando el viernes el equipo le aseguró 67 millones de dólares por ocho años (2026-2033) con opción de estirarse hasta los 88.5 MM por una novena zafra.
Es la mayor en término de dinero para un pelotero con menos de una temporada de servicio. Se trata de un talento que el consenso lo coloca entre las primeras 20 joyas de todo el béisbol con 21 años cumplidos el pasado día 13. Un receptor premium que puede jugar en la inicial y que su bate (a la izquierda) es su mayor activo.
Iván Noboa conoce a Basallo desde que tenía 12 años (2016) cuando los padres de este los llevaron a su academia y explica el ingrediente extra que lo separa del grupo; el makeup, esa palabra inglesa que los cazatalentos y evaluadores deportivos utilizan para identificar la ética de trabajo y cualidades intangibles de un jugador.
“Es 1-A. En béisbol se utiliza la escala 80-20 para señalar el nivel de cinco herramientas. Su makeup es 80”, dice Noboa, al teléfono con Diario Libre desde los Estados Unidos, adonde asistió a la presentación del jugador.
Entre los quisqueyanos, solo Eloy Jiménez (que subrayó una extensión de 43 millones por seis cursos en 2019 antes de ser subido) consiguió una seguridad económica de ocho dígitos con menor recorrido ligamayorista que Basallo.
“Por ese makeup ellos (Orioles) se arriesgaron a darle ese dinero. Él no ha tirado una bola en Grandes Ligas para fines de banca y pool, le quedaban los tres años que les pueden pagar el mínimo, que serían 2.3 millones (de dólares); réstaselo a su contrato y divide el resto en los cinco años restantes (64 MM)”, explica Noboa, hermano del expelotero Junior.
“Es los que hacen los jugadores, que cogen 2.8 (millones) como mucho con lo que se paga hoy. Cuando se le resta esos tres años y divide lo otros entiendes si es poco dinero sin tú haber enseñado en Grandes Ligas que tiene la calidad, con la posibilidad de llegar a cinco millones en arbitraje. Son casi ocho millones en cuatro años y aquí estás asegurando 67 antes de jugar una semana”, explicó Noboa.
El proyecto
Tiene una hermana mayor y su hermano menor ya genera interés de varios equipos de cara al mercado de firmas de 2028.
Capitaleño, su padre es especialista en la instalación, reparación y ventas de aires acondicionados y su madre empleada de un colegio privado, Basallo ingresa al núcleo fuerte con el que el gerente Mike Elias construye un proyecto competitivo con talentos como Gunnar Henderson, Adley Rutschman y Jackson Holliday.
“Cuando acordamos con Baltimore habían ofertas más altas. No todo es dinero. Yo sabía que en esta organización su oportunidad de desarrollo era mayor y más rápido. La visión de ese equipo mejoró hacia el talento latinoamericano con la llegada de Mike Elias y de Koby Pérez (jefe de reclutamiento internacional)”, dice Noboa.
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