El martes por la noche, el Great American Ball Park se convirtió en escenario de un debut memorable. Chase Burns, la joya del pitcheo de 22 años y segunda selección global del Draft 2024, hizo su primera apertura con los Cincinnati Reds enfrentando nada menos que a los New York Yankees.

Y lo hizo con una actuación que mezcló potencia, precisión y promesa de grandeza.

Burns no solo cumplió con las expectativas, las superó desde el primer lanzamiento.

Su debut se inscribió en los libros de historia al convertirse en el tercer lanzador desde 1961 en conseguir sus primeros seis outs por la vía del ponche en un estreno de Grandes Ligas, sumándose a nombres como Al Leiter y Wade Davis.

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Entre sus primeras víctimas estuvo Aaron Judge, a quien ponchó con un slider de 91.1 mph que arrancó ovaciones de pie.

En total, el joven derecho ponchó a ocho bateadores en cinco entradas, permitiendo tres carreras y seis hits. Su dominio inicial fue innegable: promedió 98.1 mph en su recta, alcanzando las 100.1 mph en dos ocasiones durante la primera entrada.

También utilizó con maestría su slider, cambio de velocidad y una ocasional curva, logrando 12 swings fallidos en sus 81 lanzamientos.

Aunque los Yankees lograron reaccionar en la cuarta entrada con un jonrón de Ben Rice y un triple productor de Anthony Volpe, lo hecho por Burns dejó una impresión duradera.

Su temple ante una de las alineaciones más temidas de la MLB y su capacidad para ejecutar bajo presión le valieron el respeto inmediato de compañeros y fanáticos.

Un inicio prometedor

El debut de Burns no solo tuvo implicaciones estadísticas. Representó una apuesta clara de la gerencia de Cincinnati por competir desde ya en una temporada donde todavía se pelea por el comodín en la Liga Nacional.

“Creemos que Chase nos da la mejor oportunidad de ganar ahora mismo”, había declarado días antes el gerente general Brad Meador, y el joven lanzador no decepcionó.

La noche terminó en triunfo para los Reds, que remontaron para vencer 5-4 a los Yankees en entradas extras, consolidando el impacto emocional de la jornada. Para Cincinnati, el futuro es ahora. Y su nombre es Chase Burns.