Los dominicanos Emmanuel Clase y Luis Ortiz, lanzadores de los Guardianes de Cleveland, se convirtieron en los nombres más recientes ligados a un escándalo que la MLB intenta erradicar desde hace décadas: las apuestas deportivas.
Ambos enfrentan acusaciones de haber participado en esquemas relacionados con apuestas ilegales, algo que podría poner en jaque no solo su reputación, sino también millones de dólares en contratos.
En el caso de Clase, el cerrador firmó por 20 millones de dólares hasta 2026, con opción del equipo para extenderlo hasta 2027 y 2028 con opciones de 10 millones por temporada. Si la investigación se confirma, el castigo podría ser devastador: suspensión o incluso expulsión permanente del béisbol profesional.
Para Luis Ortiz, quien apenas empieza a consolidarse en Grandes Ligas, una sanción significaría un golpe letal a su proyección y una mancha difícil de borrar en su carrera.
Un problema que no es nuevo
Aunque el tema vuelve a los titulares por estos dos lanzadores, las apuestas en el béisbol no son algo nuevo. En los últimos años, varios peloteros y hasta árbitros han sido sancionados por casos similares, demostrando que la tentación del dinero fácil sigue latente incluso en el deporte más vigilado del mundo.
En 2024, el venezolano Tucupita Marcano fue expulsado de por vida por la MLB tras descubrirse que realizó 387 apuestas en béisbol, incluyendo juegos de su propio equipo. Las apuestas, que sumaron más de 150 mil dólares, se realizaron entre 2022 y 2023, y marcaron el primer caso de expulsión permanente desde Pete Rose.
El nombre de Pete Rose es el recordatorio eterno del costo de apostar. Considerado uno de los mejores bateadores de todos los tiempos y líder histórico en hits, fue suspendido de por vida en 1989 luego de admitir que apostó por los Cincinnati Reds mientras era mánager.
Décadas después, su castigo sigue vigente, y la MLB ha sido tajante en mantenerlo fuera del Salón de la Fama.
En junio de 2024, la MLB sancionó con un año de suspensión a los jugadores Michael Kelly, Jay Groome, Andrew Saalfrank y José Rodríguez, tras descubrir que realizaron apuestas en partidos de Grandes Ligas mientras estaban en ligas menores.
Estos casos reflejan que el problema se ha expandido más allá de las figuras estelares, alcanzando a jóvenes que apenas inician su carrera profesional.
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¿Por qué los jugadores se arriesgan a apostar?
La gran pregunta sigue abierta: ¿por qué jugadores con fortunas aseguradas se arriesgan de esta manera?
En un entorno donde la fama, la presión y la exposición son constantes, las apuestas se convierten para algunos en una vía de escape, un juego paralelo que termina siendo su ruina.
El caso de Emmanuel Clase y Luis Ortiz, dos dominicanos en el centro de la polémica, deja al descubierto que el problema no distingue nacionalidad ni nivel económico.
Este caso recuerda una verdad tan vieja como el béisbol mismo: quien apuesta contra las reglas, siempre pierde.


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