Por primera vez, México aplicará un impuesto especial a las bebidas fabricadas con edulcorantes no calóricos, pero la tasa será menor, de 1.5 pesos por litro, a la impuesta a los refrescos. Estos productos y otros que contengan azúcar tendrán un arancel de 3.08 pesos por litro. En medio del debate de los nuevos impuestos en la Cámara de Diputados, se acordó modificar la propuesta original de gravar por igual todas las bebidas saborizadas tras un acuerdo alcanzado entre la Secretaría de Salud y la industria.
“Lo que acordamos hoy lleva a una mejora en la salud de los mexicanos»
El impuesto a los edulcorantes, que había quedado fuera del gravamen vigente desde 2014, fue el punto que más movilizó a los distintos sectores involucrados y el que más debate suscitó debido a que el uso de los endulzantes de bajas calorías no cuenta con un consenso sobre sus efectos en la salud. Hay voces que consideran que también pueden aumentar el riesgo de diabetes y que no previenen el sobrepeso a largo plazo. Mientras que el sector de bebidas y alimentos afirma que son una alternativa importante para sustituir los productos con altos niveles calóricos y niega que sean inseguros. Las autoridades de salud, precisamente, apelaron a esos argumentos para negociar con la industria. El subsecretario de Integración y Desarrollo del Sector Salud, Eduardo Clark, afirmó que, a cambio de un impuesto menor, las empresas se comprometían a reformular sus productos para bajar su densidad calórica. Por ejemplo, Coca-Cola se comprometió a reducir en 30% el contenido calórico de sus bebidas.
La lucha contra la diabetes y obesidad El objetivo final es reducir el consumo
de las bebidas azucaradas
asociadas con el desarrollo de enfermedades crónicas, explicó Eduardo Clark este jueves en una conferencia en la Cámara de Diputados, al dar a conocer el acuerdo antes del arranque de la discusión parlamentaria. La obesidad y la diabetes son padecimientos con alta prevalencia en México y contribuyen a las principales causas de mortalidad. “Hoy el nivel de enfermedades crónicas no transmisibles, asociadas al sobrepeso, a los malos hábitos alimenticios, que se traducen en diabetes e hipertensión, nos tienen en una franca crisis de salud pública”, declaró.
El debate sobre los edulcorantes La crisis de salud pública asociada al sobrepeso y obesidad es uno de los principales argumentos para imponer el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) y por el que activistas, organizaciones no gubernamentales y especialistas en salud pidieron que también se gravaran las bebidas que contienen edulcorantes no calóricos. En 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) presentó una revisión sistemática de la evidencia científica actual sobre los efectos en la salud de estos endulzantes artificiales y aunque citó algunos estudios observacionales los asocian con mayor riesgo de diabetes tipo 2, sostiene que no hay consenso claro sobre sus efectos. «No hay un consenso claro sobre si los edulcorantes sin azúcar son efectivos para la pérdida o el mantenimiento de peso a largo plazo, o si están relacionados con otros efectos de salud a largo plazo”, señaló la OMS . Hugo Laviada, endocrinólogo e investigador médico de la Universidad Marista de Mérida, afirma que no hay una comprobación de que sean dañinos mientras se usen dentro de los límites de ingesta diaria admitida. El experto explica que
los estudios observacionales sugieren asociaciones, pero no necesariamente causalidad. “La mayoría de los estudios no encuentran una relación entre el consumo de estos edulcorantes y el aumento de peso o el riesgo de enfermedades metabólicas”, indica. Otra discusión es
el sabor sumamente dulce de los edulcorantes , que se relaciona con mantener una dificultad para dejar de consumir estos productos. Al respecto, Laviada dice que son tan dulces que se debe consumir una cantidad muy pequeña.
“Gravar estos productos podría ser contraproducente, ya que desincentivaría la innovación y reformulación de productos para reducir el azúcar”.
El efecto de los impuestos El endocrinólogo, Hugo Laviada, sostiene que tasar los edulcorantes limitará las opciones menos perjudiciales para las personas que buscan controlar sus niveles de azúcar, como los pacientes con diabetes. Con él coincide Laura Miranda, coordinadora Regional para América Latina de la Asociación Internacional de Edulcorantes (ISA por sus siglas en inglés), quien afirma que
los endulzantes han sido la principal vía para reformular las bebidas y disminuir sus cantidades de azúcar y calorías. Para ella, los impuestos aprobados desincentivarán la innovación detrás de los cambios en los ingredientes de los productos ultraprocesados. “Los edulcorantes no calóricos son algunos de los ingredientes más exhaustivamente investigados en el mundo”, afirma. La investigadora del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), Arantxa Colchero, expone una perspectiva distinta. Con base en distintos estudios científicos, menciona que hay evidencia que demuestra que los impuestos son los que han llevado a que la industria reformule los productos. La especialista explica que
alrededor de 120 países tienen impuestos a las bebidas azucaradas y que esta política ha contribuido a reducir las ventas en un 15% promedio. En México, dos años después de aplicarse este arancel, las compras de bebidas se redujeron 7.6% y, a los cuatro años, 4.4% en promedio. Antes del impuesto de 2014, cada mexicano bebía una media de 179 litros de bebidas azucaradas. Para 2025 son 166 litros.
Esto significa que el impuesto no afectó más a los pobres que a los ricos en su ingreso”,
Sin embargo, Colchero reconoce que para mayores efectos se debe incrementar el impuesto. “Hay que notar que este es un impuesto bajo. Hay que aumentarlo para lograr una efectividad mucho mayor, para que no tengamos consumos tan altos de bebidas azucaradas”, dijo en un webinar del Instituto Nacional de Salud Pública. Organizaciones civiles coinciden con esa visión y por eso se manifestaron afuera de la Cámara de Diputados este jueves para exigir que el impuesto sea de 7 pesos por litro. Doré Castillo, de la organización «Contra Peso», resaltó que la salud de la población en México ha sido muy afectada por la comercialización excesiva de bebidas azucaradas a precios muy bajos y sostuvo que uno de cada tres casos nuevos de diabetes se asocian a su consumo. “Es urgente aumentar los impuestos a bebidas azucaradas y con edulcorantes artificiales para que con el incremento al impuesto alcancen niveles de al menos un 20% de su precio final. El costo de estos productos debe reflejar el perjuicio a la salud que causa su consumo”.
Empleo y negocios De acuerdo con Arantxa Colchero, el gravamen no afectó a los hogares más pobres, tampoco disminuyó el empleo ni cerraron negocios pequeños. La industria de refrescos, que ofrece alternativas sin azúcar, como el agua embotellada, ha incrementado su consumo. Al citar datos del INEGI, la investigadora dijo que el empleo en la industria de las bebidas aumentó un promedio mensual de 0.09% en el periodo post-impuesto. Desde antes del gravamen, las familias con menores ingresos consumían menos refresco que los más ricos: un promedio de 3.7 y 5.6 litros respectivamente, justo por los costos. Tras el arancel, los hogares pobres redujeron su consumo en 11.7% y los ricos en 5.1% Al presentar los resultados de otro estudio, Yenisei Ramírez, del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), expuso que desde 2010 se incrementaron las tiendas de conveniencia en 112%, donde más se venden estos productos. Los supermercados crecieron en 36% y las tiendas de dulces en 8%.
]]>
Comentarios recientes