El desembarco deportivo dominicano en la arena internacional llegó en la década de 1940, pero un siglo antes, mientras se cocinaba el nacimiento de la República, ya el patricio Juan Pablo Duarte apeló a la esgrima que aprendió en Europa dentro de los recursos de defensa propia a Los Trinitarios en el patio de La Atarazana. Antes de la época colonial, los taínos ya se divertían con el batú, en el juego de pelota.

Sin embargo, en los últimos 25 años la marca deportiva dominicana se ha incrustado como en ningún otro periodo de su historia. 

El béisbol subió a otra dimensión con el título del Clásico Mundial y el bronce en Tokio 2020, igual el atletismo, el básquet y el voleibol dentro de un campo olímpico que dio el gran salto adelante… y no como aquel que prometió Mao Zedong a los chinos en 1958. 

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Marileidy Paulino ganó el oro olímpico en los juegos de París. (ARCHIVO)

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El fútbol es el más reciente en montarse en un barco que navega en aguas profundas, en un tramo donde el país sumó hasta un Gran Maestro Internacional de Ajedrez (Ramón Mateo) y vio a llegar a representantes en deportes tan diversos como el fútbol americano (NFL) y la PGA.

Cuando terminó el siglo pasado habían llegado 287 quisqueyanos a las Grandes Ligas y uno (Juan Marichal) al Salón de la Fama, en 44 años. Desde entonces alcanzaron la MLB otros 652 jugadores y terminaron en Cooperstown cuatro (Pedro Martínez, Vladimir Guerrero, David Ortiz y Adrián Beltré).

La nación que debutó en los Juegos Olímpicos de 1964 terminó el siglo con una medalla de bronce  en nueve ediciones. En el primer cuarto de siglo la delegación dominicana sumó 14 metales, incluyendo cuatro de oro y subió al podio en las últimas seis versiones de la cita universal.

No faltaron las fajas mundiales de boxeo. En el tramo agregaron cinturones más de una docena de púgiles con figuras como Joan Guzmán y Javier “Abejón” Fortuna agregando un par, cada uno

A lo más alto

La celebración en el país de los Juegos Panamericanos de 2003 es señalada como punto de despegue, puesto que su celebración motivó la siembre de la semilla que germinaría en una cosecha nunca antes vista.

En 1994, el país pidió la sede para albergar el certamen de 1999, la que perdió en una tercera ronda de votación (28-25) frente a la canadiense Winnipeg, antes de superar a Bogotá. Cuatro años más tarde (1998) la ganó, aunque ya el Gobierno había arrancado a montar el andamiaje que cambiarían la forma de hacer deporte de alto rendimiento; la contratación de técnicos cubanos y el programa de concentración permanente con alimentación, seguro médico y dietas (PARNI).

Los resultados comenzaron a llegar en volumen superior al pasado, arrancando en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Maracaibo ’98. Para Santo Domingo ‘2003 se logró una cosecha récord de medallas (41) y al año siguiente Félix Sánchez estrenó el himno nacional en unos Juegos Olímpicos.

Tras esa Atenas imborrable de la retina se sumaron a la fiesta Félix Díaz (oro) y Gabriel Mercedes (plata) en Beijing 2008; Sánchez repitió la aurífera en Londres y Luguelin Santos le acompañó con la plata. 

En Río, Luisito Pié mantuvo la racha con un bronce y en Tokio 2020 se logró el máximo en totales con cinco. Allí, Marileidy Paulino, Zacarías Bonnat y el relevo mixto 4×400 lograron plata, en tanto que el béisbol y Crismery Santana se colgaron el bronce. Fue la primera vez que mujeres dominicanas cosecharon medallas.

En París 2024, Paulino logró la consagración con un oro adornado de récord, en tanto que los boxeadores Yunior Alcántara y Cristian Pinales tomaron el bronce.

De conjuntos

El quinteto masculino de mayores, que se estrenó en el plano internacional en 1946, comenzó el siglo con una asistencia al Mundial que databa de 1978 y su vitrina de medalla se completaba con un oro y un bronce en JCC (1998 y 1978), otro metal dorado en Centrobasket (1977) más una plata (1995) y dos bronces (1997 y 1999).

En los últimos 25 llegaron tres asistencias corridas a la Copa del Mundo, una plata Panamericana, un bronce en premundial, dos oros en Centrobasket y otros tres terceros lugares en el torneo regional, que cesó en 2016.

El país había visto a dos de los suyos llegar a la NBA, Alfred Horford y Luis Felipe López, el primero con un paso fugaz y el segundo con una actuación discreta. En el nuevo milenio aterrizaron en la liga dos estrellas como Al Horford Reynoso y Karl-Anthony Towns, además de otras selecciones de primera ronda que agotaron una década en la liga como Charlie Villanueva y Francisco García. 

Más de una docena de quisqueyanos ya han pasado por el circuito, incluyendo uno con anillo de campeón en Horford hijo.

Igual, el sexteto femenino de voleibol se graduó estos últimos cinco lustros. Hasta el 2000 tenía dos visitas a los Mundiales, pero en la centuria actual no ha fallado a las seis ediciones que se han disputado.

Tampoco se había clasificado a unos Juegos Olímpicos y en los últimos 25 años lo hizo en cuatro ocasiones, con dos títulos en Juegos Panamericanos. Una marca ya conocida como las Reinas del Caribe.

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El fútbol acaba de concluir su ciclo más fructífero. Se clasificó a su primera Copa del Mundo (sub-20) y Juegos Olímpicos. También avanzó a su primera Copa Oro tanto en femenino como en masculino y albergó  un Mundial Juvenil para niñas. 

La hoja de ruta

Luisín Mejía fue testigo presencial y parte importante entre los arquitectos de lo que se cosechó más adelante. Ubica el punto de partida en un plan estratégico de 13 puntos que elaboró el Comité Olímpico Dominicano (COD) a principio de la década de 1990, diseñado por los fenecidos técnicos Nelly Manuel Doñé y Danilo Aquino.

En ese borrador se incluía pedir la sede de unos Juegos Panamericanos como punto 13, un evento que dotaría al país de una infraestructura que no disponía, que dejaría una enorme experiencia técnica y que motivaría a los gobiernos a incrementar la inversión en el deporte.

“En esa cadena de acontecimientos, Félix Sánchez es el punto de inflexión. Nos enseñó a creer, nos demostró que se podía ganar, nos abrió puertas como mucha gente no se imagina”, reflexiona Mejía, quien presidiera el COD entre 2005 y 2020, tras más de una década en diferentes funciones en el comité ejecutivo.

Cita la creación del programa “E-A” (Europa-Asia), que consistió en llevar a los atletas a bases de entrenamientos a esos continentes, donde el nivel es mayor.

“El apoyo de los Gobiernos fue vital, de todos los presidentes, desde (Joaquín) Balaguer cuando nos autorizó a pedir los Panamericanos hasta Luis Abinader, Leonel Fernández, Hipólito Mejía que se la jugó con los Panam y Danilo Medina. Todos lo entendieron. A ellos y al Círculo Deportivo Militar se le sumó en 2009 el programa CRESO, que ha jugado un papel clave en la mejor preparación de los atletas y en las medallas”, dice Mejía.