Juan Soto no necesitó de piernas rápidas para azotar la MLB de una forma tan asombrosa que le mereció atar el contrato más grande de la historia. Sin embargo, Soto parece enfocado en demostrar que es más que un bateador con una vista y consciencia inusual de la zona de strike, una virtud que le permite sincroniza su muñeca con la velocidad y poder en su swing para en casi ocho temporadas colocar números como pocas leyendas cuando tenían sus 26 años.

Soto puede cerrarle aún más lo poco que pueden abrir la boca (o las teclas para escribir) aquellos que insisten en emplearse a fondo para encontrarle lagunas en su afán de restarle. Ingresar al club 30-30 se las pondría mucho más difícil a los que se resisten a asumir que es un fenómeno de época.

El lunes, en el partido donde despachó su cuadrangular 36 del año e igualó su marca personal de remolques (6) -como señal de lo que puede llegar en el último mes-, Juanjo fue atrapado en intento de robo apenas por segunda vez en 28 intentos este curso. Buscaba su estafa 27 y acercarse al umbral para terminar temprano con el tema.

Cambio de actitud

Antes de 2025 nunca hizo más de 17 pruebas de hurtar almohadillas y su marca personal de aciertos era de 12 (en 2019 y 2023). No obstante, si bien Soto sabe manejar el discurso y evade las respuestas sobre hazañas individuales, esta vez, ya sea para honrar lo más que pueda la montaña de dólares que cobra o para demostrar que no es un jugador unidimensional el de los robos es otra demostración de que no es un simple acumulador de estadísticas.

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Robar y correr mejor entre las bases es un acto de altruismo para un bate que promedia 36 vuelacercas por cada 162 partidos y que remolca 102 vueltas.

Desde que Ken Williams abrió hace más de un siglo (1922) el club de los 30-30 (jonrones y robos) este ha servido de referencia de lo completo que puede ser un jugador de posición. Baseball-Reference nos dice que se ha logrado en 72 ocasiones con la pareja de padre e hijo integrada por Bobby y Barry Bonds como máximos, con cinco, cada uno. 

Alfonso Soriano lidera a los ocho dominicanos que forman parte de la lista, con cuatro veces. Fue el diploma de Sammy Sosa cuando certificó su ingreso al estrellato antes de convertirse en el primero y único con cuatro campañas de 60 vuelacercas.

BsR es una métrica con la que FanGraphs mide el aporte en el corrido de las bases por encima del promedio de la liga. Elly de la Cruz lidera toda la MLB con 8.9. Soto nunca tuvo un año en positivo (en 2024 fue -3.9). Este curso llega en 2.0. No más que agregar.