Pese a sus 41 años, los dos últimos sin competir, el cubano Mijaín López, tetracampeón olímpico de lucha, se prepara intensamente para pelear por su quinta corona consecutiva en París-2024, una hazaña inédita que ampliaría su leyenda. «Voy a repetir«, dice resuelto.
Hace tres años en Tokio, esta mole de músculo y dos metros de estatura igualó la proeza de los estadounidenses Carl Lewis (salto largo), Michael Phelps (natación) y Alfred Oerter (disco), del danés Paul Elvstrom (vela) y de la japonesa Kaori Icho (lucha), todos campeones en cuatro citas olímpicas consecutivas en la misma disciplina deportiva.
Expertos pensaron entonces que había llegado el momento de su merecido retiro, pero, con la misma fuerza que aplicó un suplex al turco Riza Kayaalp en la final de Rio-2016, López anunció que iría a París por su quinto título, lo que lo convertiría en el único deportista en lograr esa hazaña en la era moderna.
Con algunos kilos de más, esta superestrella de la lucha grecorromana comenzó en enero la etapa final de su preparación y confía en que en los cuatro meses que restan para la cita en Francia logrará llegar al peso de 130 kg, su eterno rival, y también recuperará la óptima forma deportiva, pues no participa en competencias oficiales desde agosto de 2021.
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«Voy a repetir»
Sellar una brillante carrera deportiva de tres décadas con una quinta corona olímpica «es un objetivo que sí se puede lograr», asegura López en entrevista exclusiva con la AFP, después de un intenso entrenamiento de tres horas que lo hace sudar a chorros, en colchonetas del centro de alto rendimiento Cerro Pelado en La Habana.
«El cansancio está, los dolores en el cuerpo están, por lo que la mentalidad tiene que ser fuerte, la motivación tiene que ser más fuerte todavía», explica este veterano, que atesora los títulos de Pekín-2008, Londres-2012, Río-2016 y Tokio-2020 celebrados en 2021.
En su preparación rumbo a París-2024 también prima «la confianza» que tiene en su alta maestría y en su entrenador, Raúl Trujillo, quien ya lo guio a ganar las medallas de oro en Rio y en Tokio. «Solamente es hacerle caso al entrenador y mucha confianza en todos sus planes de entrenamiento», precisa.
«Solamente es no tener lesiones, como siempre he dicho, y para allá (a París), pa’rriba (de las colchonetas) a pelear», añade.
En cinco citas olímpicas, López suma 18 victorias y una sola derrota, frente al ruso Khasan Baroev en Atenas-2004, durante su primera experiencia bajo los cinco aros, con 22 años.
«El colchón dice la última palabra y, como digo yo, siempre voy a repetir«, sentencia, sin dejar de dar pequeños saltos para mantener su cuerpo caliente.
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«La arrancada»
Para preservarlo de cara a París y teniendo en cuenta su maestría, Trujillo decidió que no participara en eventos oficiales desde los Juegos de Tokio.
«La preparación está marchando bien. Creo que los objetivos se han ido logrando con exactitud. Ya hemos tenido dos meses (…) en centros de entrenamiento en Croacia y Bulgaria, donde tuvimos la posibilidad de entrenar con atletas de alto nivel», comenta.
Esas bases de entrenamiento, realizadas entre enero y febrero, marcaron lo que él denomina «la arrancada de Mijaín» hacia París. «Eso me dio ese alegrón que estaba buscando, me siento contento», dice.
En esos dos países tuvo la oportunidad de pelear con luchadores de élite de su división, entre ellos el chino Meng Lingzhe y el egipcio Mohamed Abdellatif, que ocupan cuarto y quinto lugares del ranking mundial, respectivamente.
Sin embargo, destaca que no estuvo el turco Kayaalp, en la cima del ránking y al que ha enfrentado siete veces, con cinco victorias a su favor, incluida la final de Tokio-2020. Tampoco estuvo el iraní Amin Mirzazadeh (tercero), al que se impuso por superioridad técnica en esa lid.
López continuará su preparación en el balneario de Varadero, 150 km al este de La Habana.
El gladiador no alberga dudas de que en cuatro meses sumará su anhelado quinto título olímpico al «rincón de Mijaín«, la pared donde cuelga celosamente todas sus medallas en su casa de Herradura, un pueblo rural donde nació y comenzó en la lucha, ubicado 114 km al oeste de La Habana.
«Claro que sí, solo es entrenamiento y todo va a salir como siempre», concluye confiado, antes de caer en manos del fisioterapeuta.
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