La decisión de retirar a Caracas como sede de la Serie del Caribe 2026 continúa generando profundas repercusiones dentro del béisbol caribeño. Esta vez, la respuesta llegó de manera formal y contundente a través de una carta enviada por Giuseppe Palmisano, presidente de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), al comisionado de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), Juan Francisco Puello Herrera, en la que expresa el malestar, la frustración y la preocupación institucional que atraviesa la liga venezolana.
En la misiva, a la que tuvo acceso la plataforma digital venezolana El Extrabase, Palmisano deja claro que el ambiente dentro de la LVBP dista mucho del espíritu festivo navideño, luego de que se tomara la decisión de dejar sin efecto la Serie del Caribe Gran Caracas 2026, un evento para el cual, según afirma, ya existían compromisos económicos, logísticos y emocionales asumidos.
El dirigente venezolano cuestiona la forma en que se manejó el proceso, señalando que faltó un debate más profundo y transparente entre las ligas miembros antes de tomar una determinación que terminó afectando directamente a una “liga hermana”.
En ese sentido, lamenta que no se evaluaran con mayor detenimiento los pros y los contras, ni el daño colateral que podía generar la exclusión de Venezuela en nombre de una supuesta armonía institucional.
El presidente de la LVBP solicita el respaldo incondicional de la CBPC en dos puntos clave: la devolución de los fondos pagados a la liga puertorriqueña y el respeto al derecho de Venezuela a organizar la Serie del Caribe dentro del actual ciclo de rotación, que se extiende hasta 2030.
Asimismo, informa que la LVBP ha aceptado participar como invitada en la edición 2026 de la Asociación de Ligas de Béisbol de las Américas (ABAM), incluso solicitando que el evento se realice en territorio venezolano como una forma de mitigar el impacto sufrido.
Incoherencia
Uno de los puntos centrales de la carta es la contradicción que, a juicio de Palmisano, existe en los argumentos esgrimidos posteriormente para justificar el traslado de la sede a México. El presidente de la LVBP considera incoherente que ahora se destaque la neutralidad internacional mexicana como un factor favorable para la participación venezolana, cuando —según expone— ese mismo razonamiento debió utilizarse previamente para preservar la sede original en Caracas y proteger la unidad de la CBPC.
Palmisano también recuerda que en asambleas anteriores se discutió un Protocolo de Contingencia que buscaba precisamente ofrecer un marco legal y estatutario para situaciones excepcionales.
No obstante, denuncia que en este caso se tomó una decisión opuesta, excluyendo a Venezuela de la ecuación y dejando a la LVBP en lo que define como un “estado de necesidad”.
Desde el punto de vista económico, la carta advierte que la liga queda en una posición delicada debido a las inversiones ya realizadas y a los compromisos adquiridos para organizar el evento.
«Golpe económico»
A ello se suma el golpe anímico para la afición venezolana, cuyo entusiasmo venía creciendo de manera sostenida, y el impacto negativo sobre la credibilidad institucional de la LVBP ante la sociedad.
“El golpe no es solo financiero, sino moral”, subraya Palmisano, al tiempo que enfatiza que la prioridad inmediata de la liga debe ser recomponerse internamente para no debilitar su liderazgo ni su capacidad de seguir aportando al béisbol caribeño.
En ese contexto, recuerda el peso simbólico y social del béisbol profesional en Venezuela, al que compara con instituciones de alta credibilidad moral dentro del país.
La carta concluye reafirmando el compromiso de la LVBP con el prestigio del béisbol caribeño y su disposición a seguir siendo un socio sólido y confiable dentro de la Confederación, pese a una de las decisiones más sensibles y controvertidas que ha enfrentado el béisbol regional en los últimos años.


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