No solo hay un testigo de ello, hay millones. Los ojos verdes de Verónica Castro poseen un encanto que ha dejado sin aliento a públicos enteros: en los foros de Televisa, en los salones soviéticos donde se transmitió Los ricos también lloran…

Más allá de ese magnetismo, Verónica Castro siempre tuvo claro que no quería ser «la chica bonita» del momento, sino una actriz consagrada, preparada.

Hoy, tras más de seis décadas de una trayectoria exitosa -que incluye un reciente homenaje en el Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF)-, su vigencia solo se explica por la disciplina y la formación que marcaron su carrera desde el inicio.

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Nacida en la Ciudad de México en 1952, estudió con Andrés Soler en la escuela de actuación de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y aunque reconoce que el título del Rostro del Heraldo en 1970 le dio fama, también le cerró algunas puertas.

«No estaba bien visto que te reconocieran como belleza», recuerda la también cantante, quien…

Más información — ‘No me interesaban los títulos de belleza’»