A la hora de pasar el lunes las llaves del COI a la zimbabuense Kirsty Coventry, el alemán Thomas Bach ha desatascado la crisis de candidaturas para organizar los  Juegos Olímpicos y deja una institución próspera pero muy centralizada.

Juegos2036: por fin es complicado elegir

Pese a evitar hacer comentarios sobre su balance en vano, hay un motivo de orgullo que se repite en los discursos del bávaro de 71 años: el «número de dos cifras» de territorios interesados para organizar los Juegos Olímpicos de verano de 2036 y 2040, las primeras grandes decisiones que tendrá sobre la mesa Kirsty Coventry.

«El mayor éxito de la presidencia de Bach es que todo el mundo vuelve a querer organizar los Juegos«, resume Jean-Loup Chappelet, especialista de olimpismo de la Universidad de Lausana, que recuerda el contraste claro con la crisis de candidatura que marcaron los inicios del alemán en la presidencia del COI.

En 2013, Tokio obtuvo los Juegos de 2020 contra Estambul y Madrid, y Pekín logró la edición de invierno de 2022 contra la única candidatura, Almaty (Kazajistán). En 2017, París y Los Ángeles se repartieron las ediciones 2024 y 2028 sin competencia.

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A finales de 2014, Bach puso en marcha una serie de reformas para hacer atractivo de nuevo la organización de unos Juegos, privilegiando las infraestructuras existentes sobre las costosas construcciones y reformando el proceso de designación para evitar a las candidaturas no retenidas una humillación pública.

Si bien esas negociaciones ahora discretas hacen menos preciso el seguimiento de las candidaturas, 2036 abre nuevas perspectivas para la institución de Lausana: India, Turquía y Sudáfrica son oficialmente candidatas, con Indonesia, Corea del Sur, Hungría y quizás Catar y Arabia Saudita al acecho.

Tesorería rebosante

Ni siquiera la pandemia de Covid-19, que obligo a aplazar un año los Juegos Olímpicos 2020 de Tokio, frenó el crecimiento de los ingresos del COI, ni en consecuencia el reparto del 90% de los mismos a los comités de organización y al movimiento olímpico.

A principios de diciembre, la comisión de finanzas anunció que 6.800 millones de dólares serían repartidos como parte del ciclo olímpico 2021-2024, un aumento del 12% respecto al ciclo precedente y del 45% en comparación con el periodo 2009-2012.

De cara a la edición 2032, el COI «ya ha asegurado ingresos comerciales de 13.500 millones de dólares», 7.300 millones hasta los Juegos de 2028 de Los Ángeles y ya 6.200 millones para el ciclo siguiente, que terminará con los Juegos 2032 de Brisbane, en Australia.

El modelo económico de la institución deberá adaptarse a la digitalización masiva de contenidos, a la competencia de otras formas de entretenimiento y a la retirada de tres patrocinadores japoneses, pero sin estar directamente en dificultades.

La etapa de Bach se cierra con otro contrato importante: la organización anunció en marzo haber ampliado hasta 2036 la relación con la cadena estadounidense NBC Universal, su difusor histórico en Estados Unidos, por 3.000 millones de dólares en cuatro años.

Una «sed de cambio»

¿De dónde viene entonces la «sed de cambio» que el patrón de World Athletics Sebastian Coe, rival de Coventry a la sucesión de Bach, asegura haber percibido entre los miembros del COI?Bajo la presidencia del alemán, la comisión ejecutiva que el mismo presidía asumió a puerta cerrada todas las decisiones delicadas.Eso incluye desde la gestión de los deportistas rusos tras la invasión de Ucrania a la preselección de los anfitriones de los Juegos 2030, 2032 y 2034, y la sesión se limitaba a ratificar prácticamente de forma únanime estas decisiones, a menudo sin el más mínimo debate público.Adepta a una gobernanza más compartida, Kirsty Coventry decidió esta semana el aplazamiento de su primera comisión ejecutiva – al miércoles y jueves – para arrancar su mandato con «un día y medio» de consultas con el centenar de miembros del COI, para definir juntos «una nueva hoja de ruta».

AFP / Por Coralie FEBVRE